“Nos damos cuenta de la gravedad de las consecuencias de no escuchar y reconocer el sufrimiento y la profundidad de las heridas de las víctimas, así como de subestimar e incluso tratar de ocultar la gravedad de los delitos de abuso sexual infantil”. Con estas palabras ha reconocido “la dificultad de superar la cultura del silencio” presente en la Iglesia Federico Lombardi, moderador del Encuentro para la protección de menores celebrado en el Vaticano el pasado mes de febrero. Publicado por la Libreria Editrice Vaticana, el libro ‘Conciencia y purificación’ recoge el resultado de los grupos que formaban parte del Encuentro y que estaban divididos en cuatro grupos lingüísticos (inglés, francés, español e italiano). Hoy, 25 de marzo, Vatican News ha publicado parte del texto inédito, firmado por Lombardi.
Ante una situación así, Lombardi señala que la Iglesia debe comprometerse a “desarrollar una cultura de denuncia positiva”, que permita “actuar con eficacia” en favor de la verdad y la justicia. Mientras, para enfrentar la realidad de los abusos, se necesita “entender más profundamente” las “dinámicas y procesos” que conducen a los mismos, así como “las conexiones entre abuso de poder, conciencia y sexualidad”. Y es que la “visión distorsionada de la autoridad” en la Iglesia, como “poder y no como servicio”, es precisamente lo que el papa Francisco ha denominado “clericalismo”.
Por otra parte, la prioridad de escuchar a las víctimas “fue reiterada por todos los grupos, donde se reconoció la fortaleza de los testimonios escuchados para alcanzar la comprensión más adecuada de los problemas, la gravedad del sufrimiento y la profundidad de las heridas y, por lo tanto, la gravedad del ocultamiento”.
Lombardi ha señalado también la “negligencia” que ha supuesto el guardar silencio durante tanto tiempo. “A menudo, las heridas profundas en las víctimas son causadas no solo por el hecho de los abusos, sino también en gran parte por la experiencia de la negativa a ser escuchada”, ha subrayado, ya que “esto, a menudo, ha causado un profundo resentimiento y ha endurecido las actitudes críticas”.
Otro punto importante tratado en el Encuentro es el hecho de que esta escucha a las víctimas debe ser parte “estructural” del ministerio pastoral de los obispos, que no están “exentos de practicar esta escucha en primera persona”.
“Pudimos comprobar que todavía muchos obispos no saben con la claridad necesaria cuáles son sus tareas y deberes frente a los problemas del abuso sexual”, ha dicho Lombardi, ante lo cual se presentará próximamente un Vademécum por parte de la Santa Sede.
Por otra parte, Lombardi ha puesto de manifiesto que todos los presentes se mostraron de acuerdo en que “toda la comunidad eclesial”, incluyendo a “laicos y mujeres”, se unan en la lucha contra los abusos y la atención a las víctimas, teniendo “un papel más amplio en los tribunales eclesiásticos”. “Los grupos de trabajo señalaron a menudo la importancia específica de la participación femenina y la necesidad de que esta se haga mucho mayor”, ha escrito Lombardi.
De la misma manera, ha subrayado que se discutió la importancia de la colaboración entre las diócesis y las congregaciones religiosas, “así como la consistencia de los criterios y procedimientos adoptados, incluso en el campo del traslado de personal religioso de un lugar a otro”.
Otro factor importante y uno de los grandes frentes abiertos es la “mejora” de la formación “humana, afectiva e integral de los candidatos al sacerdocio”, incluida la “dimensión de la sexualidad”. Como punto novedoso se trató la importancia de la “formación de los seminaristas en el mundo digital”, debido al “riesgo de dependencia de la pornografía, que también puede estar presente en los seminaristas y el clero”
En este sentido, la vida espiritual “debe tratarse en el contexto del celibato”, que ciertamente “no está directamente relacionado con el abuso, sino que puede estar conectado a un riesgo de cierre en la soledad en lugar de un desarrollo integral y equilibrado de la personalidad”. Sin embargo, Lombardi cree oportuno reconocer “que la gran mayoría del clero lleva a cabo fielmente su ministerio y debe apoyarlo y alentarlo en este momento de dolorosa prueba, porque la grave infidelidad de algunos ensombrece la credibilidad de todos”.
De la misma manera, remarca que en diversos grupos se ha cuestionado “la relación entre el abuso sexual y la homosexualidad”, reconociendo que se trata de “un problema complejo”, pero que, “por diversas razones parece que no se debe establecer una conexión”, aunque requiera “un estudio más profundo de por qué los casos de abusos conocidos son en su mayoría hacia niños en lugar de a niñas”.
Lombardi ha señalado, además, que otro de los temas importantes a tratar fue el de cómo tratar con los victimarios, así como el del “acompañamiento espiritual y el deber de no abandonar a estas personas”, y ha subrayado que “es una cuestión de reconciliar las demandas de justicia y misericordia en la medida en que esto es difícil”, ya que “no debe olvidarse que en muchos casos los abusadores habían sido víctimas en el pasado”.
Por último, la necesidad de hacer una Iglesia más transparente ante la sociedad fue uno de los puntos más importantes de las jornadas. “Si ha habido una sentencia de condena final, es correcto que se conozca”, ya que “es bueno que la transparencia y la comunicación también sean atendidas desde un punto de vista positivo, al permitir que las personas sepan cuánto se hace en el campo de la protección y prevención de los niños”.