Con motivo de la Solemnidad de la Anunciación y del Día del Niño por Nacer, este lunes la Conferencia del Episcopado Mexicano dejó en claro que “México le dice ‘¡sí a la vida!’, e hizo un llamado a la comunidad católica del país a “anunciar sin temor el Evangelio de la vida, que nos lleva a todos, no sólo a los creyentes, a defender, cuidar y proteger a toda vida humana”.
A través de un comunicado, los obispos mexicanos –encabezados por Rogelio Cabrera López, presidente del organismo– aseguraron que la realidad sociopolítica de México favorece la cultura del descarte que, según el papa Francisco, ve al ser humano como un bien de consumo, como algo que puede ser usado y que, cuando no sirve, se tira”.
En este sentido, denunciaron que la cultura de la muerte, que busca permear en toda la sociedad, presenta una visión pobre y reduccionista de la persona humana, de su dignidad y de sus derechos fundamentales. Esta visión –dijeron– “termina destruyendo la vida de los más indefensos, de los más vulnerables, no importa la etapa de desarrollo en la que se encuentren”.
Recordaron que el papa Francisco, durante su regreso de México a Roma, usó palabras fuertes al respecto: “El aborto no es un ‘mal menor. Es un crimen. Es echar fuera a uno para salvar a otro. Es lo que hace la mafia. Es un crimen, es un mal absoluto […] Se asesina a una persona para salvar a otra –en el mejor de los casos– o para vivir cómodamente”.
Tras preguntarse: ¿Dónde quedó nuestra humanidad?, ¿esa humanidad que se preocupa y cuida de los suyos, más cuando se encuentran en un estado de mayor fragilidad?, la CEM denunció que la sociedad actual, “bañada en un tinte de posmodernismo, han convertido al hombre actual en un hombre superficial, esclavo del momento, carente de compromisos trascendentes y de razonamientos profundos”.
“La radicalización del relativismo se ha convertido en el nuevo totalitarismo buscando acallar los dictados de la razón y justificando hasta lo más absurdo. Esto ha generado un sinfín de eufemismos que conducen al adormecimiento colectivo de las conciencias, permitiendo así, justificar prácticamente cualquier cosa, incluso aquellas que atentan contra la dignidad y los derechos fundamentales de toda persona, creando así esta cultura del descarte”.
Por ello, los obispos exhortaron a la comunidad católica a abrazar un compromiso más decidido y eficaz en la defensa de la vida humana, “que se establezca un camino común donde organizaciones, grupos, movimientos y todos aquellos que quieran ser anunciadores de vida, sean una sola voz, remen en la misma dirección, teniendo como objetivo la promoción, el cuidado y la defensa de la vida humana desde el momento de la concepción hasta su muerte natural”.
“Hoy más que nunca, nuestro México lo necesita (…) Que Santa María de Guadalupe, la Madre del Verdadero Dios por quien se vive, siga intercediendo por nosotros, nos deje sentir su maternal compañía y, como ella, seamos capaces de pronunciar un libre, firme y valiente ‘sí’ en favor de toda vida humana”, concluyeron.