Cuiabá, la capital del estado de Mato Grosso, en la Amazonía brasileña, acogió en los últimos tres días (del 25 al 27 de marzo) a más de 1.300 educadores católicos provenientes de todo el país, convocados por la Asociación Nacional de Educación Católica de Brasil (ANEC) para reflexionar en torno a la innovación, la sustentabilidad y el humanismo solidario, en el marco del V Congreso Nacional de Educación Católica.
“Nos hemos propuesto promover el debate y la reflexión sobre nuestro papel como educadores y, particularmente, nuestra contribución a la sociedad brasileña en este tiempo”, dijo el Hno. Paulo Fossatti, director nacional de la ANEC, durante la apertura del evento, al tiempo que destacó “el desafío de trabajar en red como otro de los ejes transversales del congreso”.
En este sentido, el proyecto ‘Redes en red, juntos por la educación católica‘ –presentado durante el Congreso– representa una de las apuestas para garantizar la excelencia, pertinencia y sustentabilidad de la propuesta educativa de la Iglesia, de cara a los acelerados procesos de transformación marcados, con frecuencia, por las tecnologías emergentes.
Ni las conferencias magistrales, ni las mesas redondas, ni los casos presentados, ni los TED que se desarrollaron durante estos tres días, dejaron de lado la emergencia de las grandes cuestiones que están impactando el contexto educativo, y que también pasan por la gestión y la espiritualidad, el uso humanístico de las tecnologías, la ecología integral, la transdisciplinariedad, el diálogo inter-religioso, las nuevas culturas juveniles, la investigación y la extensión, el currículo y la evaluación y el emprendimiento, entre otras temáticas, incluyendo el próximo sínodo para la Panamazonía.
Ante los dramáticos escenarios por los que atraviesa el país, cuando se asiste a la instalación de la violencia, el autaritarismo, el odio, y la ‘aporofobia’ –término acuñado por la filósofa española Adela Cortina–, el obispo auxiliar de Belo Horizonte, Joaquim Giovani Mol, afirmó la necesidad del “humanismo solidario en un mundo de exclusión”, título de su ponencia en la que planteó el imperativo de globalizar las relaciones de solidaridad, catalizar la sensibilidad humana y la solidaridad, ejercitar la convivencia con ‘diferentes’, estimular iniciativas sociales, movimientos, asociaciones, redes de reciprocidad, y, lo más importante, “estar siempre al lado de los pobres”.
Para la Hna. Cláudia Chesini, secretaria del consejo superior de la ANEC, “este congreso nos ha ayudado a entender, estudiar, evaluar, mapear, discutir, reflexionar y responder a los grandes imperativos de la innovación, la sustentabilidad y el humanismo solidario. Ese espacio de encuentro nos deja nuevos sentidos y propósitos para inspirar la educación católica de Brasil”.
En este mismo sentido, el último día del congreso furon presentadas las nuevas ‘Directrices de Acción Pastoral de la ANEC’, fruto de un cuidadoso proceso de construcción colectiva.
Al clausurse sete V Congreso se anunció que la próxima cita será dentro de dos años en la ciudad de Salvador, en Bahía.
Foto: ANEC.