Los judíos españoles dieron la voz de alarma ante “declaraciones revisionistas y negacionistas del Holocausto, lamentables e inaceptables” de un candidato de Vox a las elecciones generales del próximo 28 de abril. La Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) mostraba “su preocupación” por el anuncio hecho por el partido de Santiago Abascal de colocar como número uno en la lista por Albacete a Fernando Paz, un historiador que “ha calificado de farsa los juicios de Nuremberg a los jerarcas nazis, ha cuestionado el asesinato masivo de 6 millones de judíos, ha dejado claras sus sospechas de que los judíos no murieron en cámaras de gas, sino a manos de los habitantes de Europa del Este, y ha negado el origen racista del Holocausto”, según señalaba la FCJE.
Ante la polémica levantada, el propio Paz anunció su renuncia a encabezar esa lista al Congreso, al parecer sin que nadie se lo pidiera. “En cualquier país de Europa donde se ha hecho justicia sobre este traumático capítulo de la Historia, es inadmisible que una persona con este pensamiento se postule para un cargo de representación pública”, zanjaba la FCJE, que, en declaraciones a Vida Nueva por boca de su presidente, Isaac Querub, confirma que ha solicitado al Gobierno español “una nueva definición de antisemitismo”.
Considerado el antisemitismo como un delito de odio penado por el Código Penal español, en 2017 se produjeron seis casos, según el último Informe del Ministerio del Interior sobre Delitos de Odio en España. Uno menos con respecto al año anterior, y en claro contrataste con el registro de delitos catalogados como contra “creencias o prácticas religiosas”, que fueron un total de 103, frente a los 47 de 2016. Este aumento supone un incremento del 119%, el mayor en todas las categorías que abarcan los delitos por odio. Andalucía (Sevilla, 6 casos) y Cataluña (Barcelona, 28 casos) son las comunidades más afectadas por estos delitos.
Para Riay Tatary, presidente de la Comisión Islámica de España e imán de la Mezquita Central de Madrid, existe la posibilidad de que el auge de la extrema derecha en Europa acabe contagiando su antisemitismo e islamofobia en España, pero invita a estar especialmente precavidos “sobre los que desean crecer con técnicas electoralistas, bien preparados con técnicas efectivas de propaganda, difundiendo bulos y alarma sobre grupos humanos”. “Nos preocupa el éxito de esa propaganda en la juventud y el fracaso en la educación en valores, viendo nuevas generaciones de jóvenes adhiriéndose a ideologías extremas de derechas e izquierdas con odio al otro”, señala el imán.
Por su parte, Manuel Barrios, director del Secretariado de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, señala a esta revista que “el antisemitismo tiene raíces profundas y diversas que debemos intentar erradicar entre todos. La Iglesia, en esto, ha realizado un importante esfuerzo después de la ‘Shoah’, condenando todo tipo de antijudaísmo, señalando las profundas raíces judías del cristianismo y dando claras orientaciones sobre el modo de predicar, catequizar e interpretar textos bíblicos relacionados con el pueblo judío”.