La Orden Trinitaria lleva, desde hace más de ocho siglos, apoyando a los cristianos perseguidos. Un carisma que sigue tan actual como cuando el fundador, San Juan de Mata, “vio la necesidad de crear una orden que velase por los cristianos que se encontraban en tierras hostiles y con posibilidad de perder la propia fe, especialmente en Marruecos y Argel a causa de las cruzadas”, explica a Vida Nueva Antonio Aurelio Fernández, presidente de Solidaridad Internacional Trinitaria (SIT).
“Con el Capítulo General de la Orden en 1999 se aprobaron los estatutos del SIT, y este año celebramos su 20 aniversario”, dice el religioso, que señala que, por lo general, “lo que los cristianos perseguidos piden son oraciones, que no les olvidemos”. Por este motivo, si la liturgia lo permite, la familia trinitaria “los viernes los dedicamos a celebrar la eucaristía por ellos, y todos los meses enviamos un caso concreto de persecución en el mundo a nuestras parroquias, colegios y comunidades, para que durante ese mes se rece por esa comunidad cristiana que está siendo perseguida”. Además, celebran la semana de oración por los cristianos perseguidos del 17 al 23 de octubre y han desarrollado un rosario y un Vía Crucis por los cristianos perseguidos.
Otro factor importante es ofrecer información a través de las redes sociales, así como a la gente que acude a las parroquias. “Esto es importante sobre todo en países como el nuestro, en el que, por estar demasiado centrados en nosotros mismos, a veces no somos conscientes de estas realidades”, apunta Fernández.
Los trinitarios y trinitarias están presentes en varios países donde existe persecución, como puede ser la India, China o en los países del Golfo Pérsico. “Existen otros países donde la persecución es muy cruenta donde la familia trinitaria no está, pero nos ponemos en contacto con los responsables de las diócesis y organismos asentados allí para colaborar a través de campañas que realizamos en nuestras comunidades, parroquias y colegios, para conseguir financiación para mantener proyectos concretos”, afirma.
Y es que estos proyectos se llevan a cabo incluso donde no hay comunidades “pero la necesidad es tan urgente que no podemos mirar para otro lado, que no estemos allí no implica que no podamos colaborar”, asevera. De esta manera, quienes forman parte del equipo del SIT se hacen presente en estos lugares “durante un tiempo”, aunque sean países que están en guerra, “para animar los proyectos, que sepan que no están solos”. Cuando se termina esta determinada circunstancia vuelven a sus comunidades, a los proyectos donde tienen presencia propia.
En cuanto a proyectos, en Alepo por ejemplo, “financiamos todos los colegios cristianos, que son más de 12, aunque no tenemos comunidad allí, y lo hacemos gracias a toda la familia trinitaria”. En Irak, con las Dominicas, “financiamos colegios y nos encargamos de la manutención de familias completas”. Por otra parte, en la India, donde si tienen comunidad y proyecto propio, este consiste en sacar a las niñas cristianas que son esclavizadas por su fe en campos de té, “dándoles formación para que regresen a sus ciudades y pueblos y sacar a su familia adelante por medio de un negocio”.
Un país al que el religioso hace especial referencia es China, sobre todo atendiendo a los recientemente firmados pactos entre el gobierno chino y el Vaticano. “La situación es complicada”, dice, “porque es un país más grande que el continente europeo, así que lo que ocurre en el sur no tiene por qué tener nada que ver con lo que sucede en el norte”. De hecho, en ciudades del sur, como Hong Kong, al haber sido colonia británica, “no hay persecución, son más abiertas, pero en el norte si que la hay”. En definitiva, en el país asiático “existe una frontera invisible pero evidente”.
En el centro y el norte la persecución a los cristianos es “muy clara y cruenta contra las comunidades afines a Roma, pero no porque te maten o vayas a la cárcel, que también hay casos, sino porque el gobierno ejerce una presión económica muy importante contra estas regiones, a las que no deja desarrollar sus recursos”.
Por eso, si bien incluso dentro de la Iglesia “hay quien puede rebatir esto porque se pueden encontrar biblias en el norte de China, lo cierto es que no son las que nosotros tenemos en nuestras casas, sino que han sido traducidas e interpretadas por el propio gobierno del país”. De la misma manera, Fernández aclara que “las misas pueden parecer normales, pero los sacerdotes y obispos ostentan prácticamente cargos políticos para el adoctrinamiento, y esto no es libertad religiosa”.