La histórica cumbre sobre protección de menores en la Iglesia celebrada en el Vaticano el pasado mes de febrero con la participación de las conferencias episcopales de todo el mundo sigue dando frutos. Después de que el papa Francisco dotara hace dos semanas de una nueva legislación sobre pederastia al Estado de la Ciudad del Vaticano, surge una muestra de que en las Iglesias locales comienza a calar la idea de que se ha acabado el tiempo del encubrimiento y de que las víctimas deben ser protagonistas.
La señal ha venido de Japón, donde la comunidad católica ha abierto una investigación interna sobre las acusaciones de abusos sexuales a menores cometidos por eclesiásticos. Este paso adelante fue anunciado la semana pasada por la Conferencia Episcopal Japonesa, que explicó que las indagaciones afectarán a las 16 archidiócesis del país, en el que viven unos 450.000 fieles.
Perdón a las víctimas
Hasta ahora solo han salido a la luz cinco casos de pedofilia, pero podrían ser más. El pasado domingo se celebró un encuentro entre posibles víctimas de eclesiásticos pederastas y el arzobispo de Nagasaki, Joseph Mitsuaki Takami, quien se disculpó por “no haber podido hacer más” para afrontar estos sucesos, informó la agencia Agi.
Los miembros de la comisión de investigación controlarán cómo han respondido los obispos a las denuncias por abusos presentadas en sus diócesis, las sanciones impuestas a los responsables y cómo han tratado a las víctimas, explicó un portavoz del episcopado, quien garantizó que los resultados de este grupo de trabajo serán publicados.
Juan Pablo II aprendió japonés
El anuncio de que la Iglesia japonesa controlará cómo está respondiendo a la crisis de la pederastia llega pocos meses antes de que viaje al país el papa Francisco. Está previsto que la visita del Pontífice se produzca el próximo noviembre.
Jorge Mario Bergoglio será el segundo obispo de Roma que acuda a esta nación del Extremo Oriente después de san Juan Pablo II, que pisó tierra japonesa en febrero de 1981. En su preparación a aquel viaje, Karoj Wojtyla incluso aprendió japonés y utilizó esta lengua en varios de sus discursos.