A partir de este lunes 8 y hasta el próximo viernes 12 de abril, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) albergará en su sede de Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México, el III Encuentro Latinoamericano y Caribeño, así como el VII Encuentro Panamericano de Acompañamiento Pastoral Post aborto 2019.
De acuerdo con el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) –que organiza el encuentro junto con la CEM y la Red Panamericana de Acompañamiento post aborto–, el objetivo es fortalecer la comunión y difusión de los distintos movimientos de la región “que promueven la acogida misericordiosa para la sanación de las secuelas postaborto”, generando de esta manera herramientas que “faciliten el servicio a favor de las familias que sufren la pérdida de un hijo antes de nacer, y se proyecte hacia una misión en el anuncio del Evangelio de la Familia y de la Vida, esperanza y paz para nuestros pueblos”.
Las jornadas contarán con la participación del obispo Constantino Barrera, miembro de la Región México-Centroamérica del Departamento de Familia, Vida y Juventud del CELAM; de los obispos responsables y secretarios ejecutivos de las áreas de Familia y Vida de las conferencias episcopales de Latinoamérica y El Caribe, así como de representantes de diversos movimientos e instituciones de Latinoamérica y Estados Unidos que promueven la sanación de las secuelas post aborto.
De igual modo, habrá importantes ponencias de especialistas en el tema, provenientes de México, Estados Unidos, Bolivia y Chile, además de contar con representantes de distintos programas de atención post aborto en la región, procedentes de 12 países.
El encuentro concluirá en la Universidad Anáhuac con un congreso que lleva por título: “La persona, la familia y la sociedad ante el dilema del aborto”, el cual tiene como objetivo hacer una semblanza sobre los efectos deshumanizantes del aborto en los diferentes ámbitos de la persona, para una asertiva ejecución de medidas que defiendan la vida y que brinden apoyo a quienes lo han vivido, en los diferentes niveles y sectores de la sociedad.
Al respecto, el secretario ejecutivo del Departamento de Familia, Vida y Juventud del CELAM, el sacerdote Antonio José Velázquez, explicó a Vida Nueva que si bien la Iglesia promueve y defiende la vida humana, también sabe que se debe atender a aquella mujer que, debido a circunstancias familiares o sociales, se practicó un aborto, muchas veces sin saber las secuelas que esto provocaría en su vida; y no sólo ella, sino también en el varón que siente que no defendió ni protegió la vida de su hijo por nacer; todas estas secuelas se transmiten en la vida de la familia”.
Antonio José Velázquez aseguró que el departamento de Familia, Vida y Juventud del CELAM quiere “ofrecer un camino de acogida, de discernimiento, de misericordia para encontrarse con el amor misericordioso que perdona, que reconcilia y que restaura”.
“La Iglesia quiere ofrecer un camino de reconciliación, de perdón y de sanación, y que la persona que ha vivido esta situación pueda reencontrarse con la misericordia, pueda reencontrarse con su hijo no nacido y pueda reencontrarse con el amor de Dios que transforma, renueva y perdona”, concluyó.