En una lluviosa mañana que convirtió la Plaza de San Pedro del Vaticano en un mar de paraguas, el papa Francisco presidió este miércoles, 10 de abril, la audiencia general en la que retomó sus catequesis sobre el Padrenuestro centrándose en la petición que dice: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. En su alocución, el Pontífice advirtió que el orgullo y la soberbia son dos de los peores pecados en los que pueden caer los católicos.
“¿Sabéis cuál es la actitud más peligrosa en la vida cristiana?”, le preguntó Jorge Mario Bergoglio a los fieles y peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro. “Es el orgullo, la actitud de quien se pone delante de Dios pensando que tiene las cuentas en orden con Él”.
Mejor que los demás
Más adelante insistió en que este pecado junto a la soberbia se arraigan en el corazón “sin que muchas veces nos demos cuenta” e incluso afectan a las personas “que llevan una intensa vida religiosa. Nos hace creer que somos mejores que los demás, casi semejantes a Dios, amenazando así con romper la fraternidad”.
El Papa advirtió a los fieles que “si quieren engañarse a sí mismos” no tienen más que decir “que no han pecado”. Todas las personas, destacó, somos deudores porque en la vida “hemos recibido mucho: la existencia, un padre y una madre, la amistad, las maravillas de la creación…”. Incluso en los momentos más difíciles no hay que olvidar que la vida “es una gracia”, un “milagro que Dios ha creado de la nada”.
Cadena del amor
En su catequesis, el Papa habló sobre el ‘misterio de la Luna’ existente tanto en la identidad de la Iglesia como en la de cada persona. “¿Qué significa? Pues que no tiene luz propia, sino que refleja la luz del Sol. Tampoco nosotros tenemos luz propia, sino un reflejo de la gracia de Dios”, dijo, destacando cómo “amamos porque hemos sido amado, perdonamos porque hemos sido perdonados”.
Al final de su alocución, el Papa subrayó la “presencia providente del amor de Dios” en “la cadena del amor que nos precede”, pues ninguna persona “ama a Dios como Dios nos ama”.