El acercamiento de anglicanos a la Iglesia católica ha sido una constante que ha encontrado también eco en la sensibilidad ecuménica del papa Francisco y las iniciativas conjuntas de este con la sede de Canterbury. El último paso ha sido la aprobación por parte del pontífice de una serie de normas sobre los anglicanos que desean entrar en comunión con la Iglesia católica.
Un documento de 13 artículos, elaborado por la Congregación para la Doctrina de la Fe que toca cuestiones teológicas, canónicas o litúrgicas. Estas nuevas consignas vienen a complementar a la Constitución Apostólica Anglicanorum Coetibus, aprobada el 4 de noviembre de 2009 por Benedicto XVI y que establecía la institución de Ordinariatos personales para anglicanos como forma de puente de acceso para quienes desean entrar en plena comunión con la Iglesia católica.
Actualmente estos Ordinariatos, que son en la práctica como una diócesis de referencia para esas comunidades, son el de Nuestra Señora de Walsingham (Inglaterra), el de la Cátedra de San Pedro (Estados Unidos de América) y el de Nuestra Señora de la Cruz del Sur (Australia). El camino realizado por estas tres comunidades ha provocado esta revisión en la que se precisa la incorporación de los sacerdotes anglicanos y la salida de estos de su diócesis de origen. También se establecen posibles programas de formación específica para estos clérigos.
También se confirma la validez del bautismo dentro de la comunión anglicana y la necesaria recepción de los sacramentos de la Confirmación y de la Eucaristía. En cuanto a la cuestión litúrgica, se reconoce el valor de uno de los libros de oraciones de referencia de los anglicanos, el ‘Divine Workship’ que, según dice el texto, forma parte del “digno patrimonio litúrgico anglicano, entendido como aquello que ha alimentado la fe católica en toda la historia de la tradición anglicana y ha impulsado las aspiraciones hacia la unidad eclesial”.