Entradas agotadas. Con esta expectación se estrena hoy en Teruel la obra teatral “Quieren borrar mi nombre”. Una propuesta en torno al apóstol Judas Iscariote cuyo libreto es del obispo Antonio Gómez Cantero. La Fundación Amantes de Teruel ha llevado a escena esta representación que cuenta con la dirección escénica de los hermanos Sixto y Elena Abril y la dirección musical de Alberto Navas y Francho Gallego.
A las puertas del estreno y con las localidades para la segunda función casi agotadas, el obispo Gómez Montero relata a Vida Nueva el proceso por el que esta propuesta ha llegado a tomar forma hasta estrenarse en la iglesia de san Pedro de Teruel.
PREGUNTA.- ¿Por qué un obispo escribe un guion de teatro precisamente sobre Judas Iscariote?
RESPUESTAS.-La obra de teatro la escribí en 2003 y entonces yo no era obispo. Cuando era rector del seminario en Palencia, los seminaristas hacían una obra de teatro en el día de San José. Se hacía como forma de agradecimiento y se llenaban las 700 butacas del salón de actos, por eso yo escribía o adaptaba alguna obra de teatro ya conocida. Aunque he hecho varias obras de teatro, esta responde al hecho de que el personaje de Judas me ha fascinado siempre.
Judas a veces ha sido mal tratado. Creo que era un enamorado de Jesús, un hombre de la confianza de Jesús que le confiaba el dinero –en lugar de dárselo a Mateo que sabía de cuentas–; pero lo que ocurre es que el proyecto, al igual que con los demás apóstoles, no era el de Jesús. Es decir, todos los apóstoles, Pedro, Juan Santiago… creían en un reino en la tierra en el que iban a ser los ministros. Judas lo traicionó, es verdad, pero yo creo que lo vendió para meterlo en la cárcel en aquellos días que eran peligrosos porque siempre se mataba a alguien en ese tiempo de Pascua para escarmiento de todos los judíos y pensaba que ya lo soltarían. Por eso Judas devuelve el dinero, porque considera que la sangre derramada es inocente.
Tan traidor como Judas es Pedro, lo que pasa es que este se encuentra con la mirada de Jesús en aquel patio, algo que es fundamental en su conversión. Judas no tuvo esa oportunidad.
P.- Justo antes del estreno, ¿qué queda que aquel libreto pensado para seminaristas?
R.- La obra ha ganado en este tiempo y ahora es interpretada por actores profesionales, en el presbiterio de la monumental iglesia de san Pedro habrá un piano de cola y un contrabajo con música compuesta para la ocasión. Con los directores he estado en tres ensayos viendo los diálogos que se centran en cómo se contraponen los propios proyectos y el de Jesús.
P.- El papa Francisco se ha referido varias veces a la representación de Judas que hay en una iglesia francesa en Vézelay en la que es llevado en los hombros del Buen Pastor. ¿Qué mensaje nos lanza este personaje a las puertas de la Semana Santa?
R.- Efectivamente, conozco bien esa imagen. No quiero hacer un spoiler, pero al final Pedro contempla que a Judas lo llevan a enterrarle a su lado. En un diálogo entre ambos, es cuando Judas dice aquellos de ya no “querrán borrar mi nombre, no se lo pondrán a ningún hijo suyo…”
P.- Tenemos ya el evangelio gnóstico de Judas, la novela de Amos Oz o la canción de Jesucristo Superstar; pero, ¿cuál es la particularidad de este nuevo enfoque?
R.-El Judas de Jesucristo Superstar es ‘Judas Superstar’ porque es el personaje principal y el que tiene una resurrección apoteósica rodeado de ángeles. Esto es distinto, es una introspección a la persona, una reflexión sobre lo que los demás piensan de él y, en el fondo, es un diálogo sobre la fe, aunque no aparezca esta palabra. Es un diálogo sobre la construcción del Reino en esta tierra, sobre la ley y el amor… a partir de los evangelios y unas 15 obras sobre Judas que leí entonces para poder escribirlo. Sobre la novela de Oz, más reciente, es un personaje secundario en la historia y va en otra línea.
P.- A las puertas de la Semana Santa, ¿quién acuda a ver la obra, redescubrirá con otros ojos la figura ‘deconstruida’ de Judas en los textos de la Pasión?
R.-Sin duda tendrá otra imagen de Judas. Aunque la obra no está pensada así pero la Fundación Amantes contempla fijarla como algo clásico para este tiempo en Teruel. Creo que puede merecer la pena porque cambiará un poco la visión que tenemos de Judas. Nos puede ayudar a ver que Judas somos un poco todos, frente a quienes quieran borrar el nombre de este pobre muchacho que siendo inteligente y con una gran capacidad de amar a Jesús.