Un día después de telefonear al presidente francés, Emmanuel Macron, para mostrarle su solidaridad con la población gala por el incendio que ha dañado la catedral de Notre Dame, el papa Francisco se refirió a este incidente durante la audiencia general que presidió este miércoles, 18 de abril, en la plaza de San Pedro del Vaticano. El Pontífice expresó su “dolor” por lo sucedido manifestando el deseo de que la reconstrucción del templo “sea una obra coral, para la alabanza y la gloria de Dios”.
“Aprovecho esta oportunidad para expresar a la comunidad diocesana de París, a todos los parisinos y a todo el pueblo francés mi gran afecto y mi cercanía tras el incendio en la catedral de Notre Dame”, comentó Jorge Mario Bergoglio, rogando a la Virgen María que “bendiga” a los franceses y les “apoye” en la reconstrucción de la catedral.
Apoyo a la rehabilitación
El día anterior, el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, manifestó ante los medios de comunicación la disponibilidad del Vaticano para echar una mano en la rehabilitación del templo con los expertos en este campo de los Museos Vaticanos.
El otro momento de fuerte interés mediático durante la audiencia general de este miércoles vino con el breve saludo que tuvo lugar al final de la catequesis entre Francisco y la joven activista medioambiental sueca Greta Thunberg, que tras visitar la jornada anterior en Estrasburgo la sede del Parlamento Europeo se encuentra estos días en Roma para continuar con su campaña de concienciación mundial contra el cambio climático.
Culmen del amor
El Papa centró su catequesis en las palabras que Jesús dirige al Padre durante el momento de su Pasión (“Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo”) y explicó que en la cruz, Cristo “manifiesta su gloria porque es allí donde está realizando de forma definitiva la salvación a los hombres. La verdadera gloria es la del amor”.
El Pontífice destacó cómo al rezar por los que lo crucifican, Jesús llega al “culmen del amor”, pues “en el amor rompe el círculo del mal”. Envuelve así a todas las personas “con su misericordia, que trasforma y sana el corazón”.
