“La resurrección de Cristo constituye el evento más impactante en la historia humana, que atestigua la victoria del amor de Dios sobre el pecado y la muerte y le da a nuestra esperanza de vida un fundamento tan sólido como la roca”. Así lo ha dicho esta misma mañana –22 de abril– el papa Francisco durante el rezo del Regina Coeli. Puntual a las 12:00 horas se ha asomado a la ventana del estudio del Palacio Apostólico para recitar la oración con los fieles que se encontraban en la plaza de San Pedro.
El Papa ha recordado que en este lunes, el Evangelio de san Mateo “nos regresa a la tumba vacía de Jesús. Las mujeres, llenas de temor y alegría, huyen para llevar la noticia a los discípulos. Y, en ese momento, Jesús aparece ante ellos. Jesús arroja el miedo fuera de sus corazones y los alienta aún más a anunciar a los hermanos lo que ha sucedido”.
Francisco ha continuado explicando que “todos los evangelios resaltan el papel de las mujeres, María de Magdala y las demás, como las primeras testigos de la resurrección. Los hombres, asustados, estaban cerrados en el cenáculo. Pedro y Juan, advertidos por María Magdalena, solo hacen una salida rápida en la que encuentran que la tumba está abierta y vacía”.
Así, ha insistido en que “hoy, las palabras de Jesús dirigidas a las mujeres también resuenan para nosotros: ‘No tengas miedo; ve y anuncia…'”. Y ha añadido: “Después de los ritos del Triduo pascual, que nos hizo revivir el misterio de la muerte y la resurrección de nuestro Señor, ahora con los ojos de la fe lo contemplamos resucitado y vivo. Nosotros también estamos llamados a conocerlo personalmente y convertirnos en sus anunciadores y testigos”.
Jorge Mario Bergoglio ha recalcado que “en estos días repetimos: ‘¡Cristo, mi esperanza, ha resucitado!’. Y en Él también somos resucitados, pasando de la muerte a la vida, de la esclavitud del pecado a la libertad del amor. Permítanos, por lo tanto, alcanzar el mensaje consolador de la Pascua y envolvernos en su luz gloriosa, que disipa la oscuridad del miedo y la tristeza”. Porque “el Jesús resucitado camina a nuestro lado. Se manifiesta a los que lo invocan y lo aman. Primero en oración, pero también en simples alegrías vividas con fe y gratitud. También podemos sentirlo presente al compartir momentos de cordialidad, acogida, amistad o contemplación de la naturaleza”.
Por último, el Papa ha pedido a la Virgen María que pueda “atraer la paz y la serenidad, los dones del Resucitado, para compartirlos con los hermanos, especialmente con los que más necesitan consuelo y esperanza”.
Al término de la oración, el Papa ha expresado su cercanía al pueblo de Sri Lanka tras los atentados que han dejado hasta el momento 290 víctimas. “Me gustaría expresar nuevamente mi cercanía espiritual y paterna con el pueblo de Sri Lanka. Estoy muy cerca de mi querido hermano, el cardenal Malcolm Ranjith Patabendige Don, y de toda la Iglesia arquidiocesana de Colombo. Rezo por las muchas víctimas y heridos, y les pido a todos que no duden en ofrecer a esta querida nación toda la ayuda necesaria. También espero que todos condenen estos actos terroristas, actos inhumanos, nunca justificables”.