“El punto principal de la nueva constitución apostólica –’Praedicate Evangelium’ (Predicad el Evangelio)– es que la misión de la Iglesia es la evangelización. La pone en el centro de la Iglesia y de todo lo que hace la Curia. Será el primer dicasterio. El título del texto muestra que la evangelización es el objetivo número uno, por delante de cualquier otra cosa”, confirma a Vida Nueva el purpurado indio Oswald Gracias, arzobispo de Bombay y miembro del Consejo de cardenales.
La misión de la Iglesia y, por tanto, de la Curia romana, debe ser evangelizar. Todo lo demás viene después. No por obvio, resulta menos significativo que el papa Francisco fije esta meta como primer objetivo a lograr para la Santa Sede en la nueva constitución apostólica, cuyas líneas maestras adelanta esta revista. El Consejo de cardenales ha estado trabajando durante cinco años en el texto. En su ronda de reuniones celebradas en el Vaticano del 8 al 10 de abril, este grupo de trabajo aprobó el último borrador del documento que regulará la organización de la Santa Sede sustituyendo la ‘Pastor Bonus’, promulgada por san Juan Pablo II en 1988.
El texto está ahora siendo sometido a una última ronda de consultas en los distintos dicasterios vaticanos y en las conferencias episcopales antes de su publicación. También ofrecerán sus sugerencias algunas universidades representativas de los diversos continentes. Se espera que Francisco pueda firmar finalmente la nueva constitución apostólica en una fecha tan señalada como el 29 de junio, festividad de san Pedro y san Pablo, aunque si hay un retraso en las respuestas de las Iglesias locales, la publicación llegaría después de las vacaciones de verano.
En el último borrador de ‘Praedicate Evangelium’ hay una llamativa novedad a la hora de organizar las instituciones de la Santa Sede. El primero en la lista de los dicasterios (se pone fin a la denominación “congregación” y “consejo pontificio”) es el de la Evangelización. Está por delante de Doctrina de la Fe, considerado históricamente el “número uno” entre los “ministerios” de la Curia romana, y aglutina a dos instituciones separadas hasta el momento. Se trata de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, más conocida como Propaganda Fide, y del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.
“Francisco siempre subraya que la Iglesia es misionera. Por eso es lógico que en el primer puesto hayamos puesto al dicasterio para la Evangelización y no al de Doctrina de la Fe. De este modo, el Santo Padre marca una señal significativa de reforma a todo el Pueblo de Dios”, explica a Vida Nueva el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y coordinador del Consejo de cardenales.
Ni Maradiaga ni Gracias esperan que se produzcan grandes cambios en esta última ronda de consultas a la que se someterá ‘Praedicate Evangelium’. “Hemos hecho los deberes”, sostiene el purpurado indio, recordando todo el camino realizado para recoger las inquietudes tanto de las Iglesias locales como de los organismos de la Santa Sede. “El Papa quería un proceso largo, en el que las ideas partieran de la base y nadie se quedara atrás”, remarca. Todas las valoraciones deberían llegar a Roma antes de finales de mayo, para que puedan ser organizadas durante el mes de junio y, finalmente, las examinen los miembros del Consejo de cardenales en la reunión que tienen convocada del 25 al 27 de junio, en la que será su sesión número 30. Los propios promotores del documento son conscientes de que resultará difícil que se puedan cumplir estos plazos.
El cambio de perspectiva para conseguir una Iglesia centrada en la evangelización va ligado a otra significativa novedad. ‘Praedicate Evangelium’ coloca a los dicasterios vaticanos al servicio tanto del Papa como del colegio episcopal. “Como sucesores de los apóstoles, los obispos no están en una posición eclesiológica por debajo de los que trabajan en la Curia romana”, explica Maradiaga. A partir de ahora, por tanto, tendrá el mismo grado jerárquico el pastor de cualquier diócesis, por pequeña que sea, que el prefecto de una institución vaticana.
“El Papa quería que primara una actitud de servicio y que la Curia esté también a disposición directamente de los obispos. Hablamos mucho sobre esto en nuestras reuniones”, reconoce Gracias. La idea de base es que los dicasterios vaticanos no sean solamente un “instrumento” del Pontífice para “supervisar” a los obispos, sino que su “papel principal sea ayudarles”. No debe ser, en definitiva, “un cuerpo” que se coloque “entre el Santo Padre y el colegio episcopal”, sino una institución que esté al servicio de ambas partes.
Además de ubicar tras la Secretaría de Estado en primer lugar al nuevo “superministerio” para la Evangelización, ‘Praedicate Evangelium’ ofrece otra modificación sustantiva. Contempla el nacimiento de un dicasterio para la Caridad del Papa, que absorbería a la Limosnería Apostólica, la institución vaticana que ejerce hoy día la caridad en nombre del Pontífice gracias a las donaciones de los fieles.
“Nuestra reforma no quiere limitarse solo al respeto del criterio de adelgazamiento a través de la fusión de los consejos pontificios precedentes. El objetivo central es subrayar la importancia de los laicos en la Iglesia y para la Iglesia”, cuenta Maradiaga, destacando cómo la nueva constitución apostólica consagra la posibilidad de que no sean eclesiásticos los únicos que puedan estar al frente de un dicasterio. El prólogo de ‘Praedicate Evangelium’ subraya precisamente el papel misionero al que están llamados todos los bautizados, independientemente de si han recibido o no las órdenes clericales o religiosas.
Otra significativa novedad que aporta el documento es la inclusión entre las “instituciones ligadas a la Santa Sede” de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, creada por Bergoglio en marzo de 2014 para promover en las Iglesias locales iniciativas destinadas a evitar los casos de pederastia eclesial. “Queríamos que se mantuviera independiente para respetar su credibilidad y que no fuese la voz de la Curia, pero por otro lado, si no eres parte de la Curia, no tienes poder sobre ella. Hay que buscar un equilibrio entre credibilidad y efectividad”, cuenta el cardenal Gracias sobre cómo se desarrollaron las conversaciones para buscar el encaje más adecuado para esta institución.
Por otro lado, Maradiaga baraja la posibilidad de que Francisco convoque un sínodo para analizar la reorganización eclesial que supone el documento: “Después de la promulgación de ‘Praedicate Evangelium’ y de que todas las conferencias la estudien, podría dedicarse una asamblea sinodal a estas nuevas líneas de eclesiología práctica. El Espíritu Santo sigue soplando, no se echa la siesta ni se ha ido de vacaciones”.