Durante el rito de beatificación, y después de escuchar el evangelio de la Bienaventuranzas, el enviado papal Becciu expresó: “Ellos fueron testigos fieles del Evangelio y se mantuvieron firmes en su amor a Cristo y a su Iglesia a costa de sufrimientos y del sacrificio extremo de la vida”. “Fueron asesinados debido a su diligente actividad de promoción de la justicia cristiana”.
Marcó el perfil de cada beato señalando: “El Beato Enrique Ángel Angelelli fue un pastor valiente y celoso que, nada más llegar a La Rioja, empezó a trabajar con gran celo para socorrer a una población muy pobre y víctima de injusticias. La clave de su servicio episcopal reside en la acción social en favor de los más necesitados y explotados, así como en valorar la piedad popular como un antídoto contra la opresión. Icono del buen pastor, fue un enamorado de Cristo y del prójimo, dispuesto a dar su vida por los hermanos”.
Sobre los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville especificó que “fueron capaces de individuar y responder a los desafíos concretos de la evangelización siendo cercanos a las franjas más desfavorecidas de la población. El primero, religioso franciscano, se distinguió por su espíritu de oración y un auténtico desapego de los bienes materiales; el segundo, por ser hombre de la Eucaristía.
Del laico Wenceslao Pedernera, remarcó su accionar activo dentro del “movimiento católico rural”, y su dedicación apasionada “a una generosa actividad social alimentada por la fe. Humilde y caritativo con todos“.
“Vivieron y murieron por amor. El significado de los Mártires hoy reside en el hecho de que su testimonio anula la pretensión de vivir de forma egoísta o de construir un modelo de sociedad cerrada y sin referencia a los valores morales y espirituales”.
Finalmente, Angelo Becciu afirmó: “Los admiramos por su valentía. Les agradecemos su fidelidad en circunstancias difíciles, una fidelidad que es más que un ejemplo...”. Y pidió que el ejemplo de estos mártires “nos ayuden a ser cada vez más hombres de fe, testigos del Evangelio, constructores de comunidad, promotores de una Iglesia comprometida en testimoniar el Evangelio en todos los ámbitos de la sociedad, levantando puentes y derribando los muros de la indiferencia”.
La memoria de estos cuatro mártires se celebrará cada 17 de julio.