Este domingo 28 de abril, bautizado mediáticamente como 28-A, se celebran las decimocuartas elecciones generales en nuestro país desde el triunfo de la democracia tras el franquismo. Un día que, pase lo que pase, engrosará las páginas de nuestro recorrido histórico nacional.
No obstante, el 28 de abril es una fecha con un fuerte eco histórico. Ni más ni menos que un 28 de abril, de 1945, se visibilizaba simbólicamente la caída de los fascismos en el ocaso de la II Guerra Mundial: en la localidad italiana de Dongo, eran ejecutados, en plena calle y a manos de una turba enfurecida, Benito Mussolini y su amante, Clara Petacci. Ese mismo día, en su búnker de Berlín, se casaban Adolf Hitler y Eva Braun… Solo unas horas antes de suicidarse, junto a Joseph Goebbels y toda su familia.
No a la Guerra de Vietnam
Años más tarde, el 28 de abril de 1967, los aficionados al deporte de Estados Unidos y del mundo entero se quedaron impactados cuando el boxeador Mohamed Ali, tras convertirse al islam y renunciar a su antiguo nombre de Cassius Clay, anunció que se declaraba objetor de conciencia y, en consecuencia, se negaba a ser reclutado para la Guerra del Vietnam. Ello tendría una consecuencia directa que haría tambalear su carrera: se le retiró su título de campeón del mundo mundial y se le apartó de los rings durante tres años y medio.
El 28 de abril de 1977, en España, el Gobierno de Adolfo Suárez legalizó los sindicatos UGT, USO y CC.OO. Con ello, demostraba que la Transición ya no tenía marcha atrás. Y es que, ese 9 de abril, Sábado Santo, había salvado un escollo que parecía insuperable: la legalización del Partido Comunista de España, liderado por Santiago Carrillo, que podría presentarse a las primeras elecciones libres tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975.
Anacoreta del siglo VI
Pero, más allá de estos episodios históricos, a nivel de fe, hoy acudimos a uno de los santos del día, san Prudencio. Este anacoreta del siglo VI llegó a ser obispo de Tarazona y es patrón de Álava. No hace falta recurrir a un juego de palabras con su nombre para pedir su intercesión y desear que los votantes se vean iluminados por su clarividencia como pastor.
Por cierto, junto a la prudencia, no les vendría mal a nuestros representantes políticos, sobre todos a los que desde mañana les encarguen los españoles la dirección del país, otro valor esencial: la misericordia. Para ello, nada mejor que recordar que, en este II Domingo de Pascua, los cristianos celebramos la fiesta de la Divina Misericordia, instituida por Juan Pablo II.
Prudencia y misericordia. En este 28-A… y cada día desde el 29-A.