El Sínodo de los obispos debe ser “un órgano colegial y no solo consultivo”. Al menos así lo cree el teólogo italiano Dario Vitali, si se busca que “el proceso sinodal tiene que ser real, pleno y efectivo. Es una de las urgencias más impelentes de la vida eclesial”. Vitali lanzó esta propuesta durante su ponencia en el seminario internacional ‘La Iglesia sinodal’, convocado por la Fundación Pablo VI con la colaboración de PPC Editorial.
En este sentido, lamentó cómo, a su juicio, la Constitución Apostólica ‘Episcopalis communio’ sobre la estructura del Sínodo de los Obispos aprobada por Francisco, es “un documento débil, aunque dé pequeños pasos en el camino de la sinodalidad”.
Vitali reclamó un paso más, convencido de que “solo la sinodalidad protege a la Iglesia de una absolutización del principio jerárquico”, alertando de que “el debilitamiento de los sujetos que participan” puede resultar lesivo.
Para Vitali, sinodalidad “es una palabra de moda que por tanto está sometida a uso y abusos de todo tipo”. Por eso, centró parte su ponencia en el seminario internacional “La Iglesia Sinodal” en hacer un repaso histórico del concepto.
Así, evocó el Vaticano II para subrayar cómo, a pesar de las referencias constantes que se hacen al término, “en realidad en el Concilio no se trató de sinodalidad, como tal”. Sin embargo, sí apreció Vitali los esfuerzos de Pablo VI por hacer realidad la colegialidad y la reforma de la Iglesia a través de los sínodos.
Vitali se detuvo en el Papa Juan Pablo II, para subrayar que dedicó enormes esfuerzos a llevar a cabo una reforma de la Iglesia, “pero era una reforma por encima y concentrada en la Curia Romana”. En concreto, Vitali dejó caer que el Papa polaco “vació la colegialidad efectiva de los sínodos”.
Sobre Francisco, señaló que “no abandonó el camino de los sínodos sino que lo reafirmó” cuando convocó la doble asamblea del Sínodo de la Familia, escuchando así la petición hecha por los cardenales durante el cónclave. “Ya desde el principio de la convocatoria con el cuestionario que envió, se notaba que iba a ser más participativo”, añadió.
Para Vitali, el Papa argentino concibe los sínodos como un instrumento consultivo para promover “colegialidad afectiva” que en algunos casos se puede volver en “efectiva”. De esta manera, Vital considera que con estas iniciativas, Jorge Mario Bergoglio ha dibujado “un escenario eclesial inimaginable hasta el momento. Hablar de Iglesia sinodal es algo que hasta entonces no se había escuchado”. Además, advirtió cómo, aunque “los críticos del Papa dicen que no ha hecho nunca algo verdaderamente sinodal”, él sigue adelante.
En este sentido, señaló que Francisco no hace otra cosa que aterrizar la “eclesiología del pueblo de Dios” marcada por el Concilio Vaticano II, frente a “la estructura piramidal” que promueve la resistencia al Papa.