Alegría, positividad y esperanza. Son las señas de identidad del cristiano en este II Domingo de Pascua o de Divina Misericordia, según señaló el papa Francisco en el mediodía de este 28 de abril, desde la ventana del estudio en el Palacio Apostólico, a la que se asomó para recitar el Regina Coeli con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, entre ellos muchos jóvenes llegados desde Valencia.
Refiriéndose al Evangelio del día, el Pontífice recordó que tras el miedo inicial, la paz llegó a los discípulos tras la Resurrección de Cristo, y con ella, la alegría y esa esperanza que envía a la misión a los cristianos para proclamar la Buena Noticia que les fue notificada en persona.
“La resurrección de Jesús es la razón más grande de nuestro gozo; Él ha destruido los obstáculos y las fuerzas negativas del mundo, que nos impiden ser felices. Así, nuestra existencia, gracias a su muerte y resurrección, se caracteriza por la positividad y la esperanza, y esto es para nosotros una razón para la verdadera alegría”.
Un dinamismo que transforma el mundo
Pero la resurrección, a la vez, añadió Jorge Mario Bergoglio, provoca en los discípulos, y se extiende a todos los fieles, “un nuevo dinamismo de amor, capaz de transformar el mundo con el poder del Espíritu Santo” y al que está llamado “cada persona bautizada, continuando así la misión salvadora de Jesús”.
Tras el rezo del Regina Coeli, Francisco recordó a sus cuatro compatriotas beatificados ayer en La Rioja (Argentina): el obispo Enrique Ángel Angelelli, el franciscano conventual Carlos de Dios Murias, el sacerdote fidei donum Gabriel Longueville, y el catequista Wenceslao Pedernera, a los que calificó de “mártires de la fe perseguidos por la justicia y la caridad evangélica”. “Su ejemplo –abundó– y su intercesión apoyan en particular a aquellos que trabajan por una sociedad más justa y unida”, y pidió un aplauso para ellos, secundando con entusiasmo por toda la plaza.
Evacuar a mujeres, niños y enfermos
Junto a esto, Bergoglio invitó a los congregados a rezar con él “por los refugiados que se encuentran en centros de detención en Libia, cuya situación, que ya es muy grave, se torna aún más peligrosa debido al conflicto en curso. Apelo a la evacuación especial de mujeres, niños y enfermos lo antes posible a través de los corredores humanitarios”.
Finalmente, rezó también por las víctimas de las recientes inundaciones de Sudáfrica para “no les falta nuestra solidaridad y el apoyo concreto de la comunidad internacional”, y felicitó “a nuestros hermanos y hermanas de las Iglesias orientales que hoy, según el calendario juliano, celebran la Pascua. ¡Que el Señor resucitado les dé gozo y paz!”.