Benizar, el pueblo murciano que no votó el 28-A y al que su cura espera que “nunca le falte el alimento de la fe”

  • Vida Nueva habla con Samuel Jesús Roldán, sacerdote encargado de las parroquias del campo de Moratalla
  • “Si no han votado no es porque no quisieran hacerlo, sino como una medida drástica para hacerse notar”

urnas benizar

Benizar, Otos, Mazuza y Casa Requena, son cuatro pequeñas poblaciones del campo de Moratalla (Murcia). Una población de 1.270 personas de las cuales ayer, 28 de abril, estaban convocadas a las urnas 868 electores. Solo votaron 22. Y es que los vecinos se han plantado este domingo a la convocatoria de las urnas y han decidido no votar a modo de protesta por las condiciones “de abandono” en las que viven. Vida Nueva ha hablado con Samuel Jesús Roldán, único sacerdote para cinco parroquias y ocho pueblos de la zona. 

“Los pueblos de la zona, en concreto Benizar, a lo largo de los últimos años, han vivido con la sensación de un cierto abandono por parte de las administraciones”, dice el párroco, que ejemplifica esta situación con la “dejadez en el arreglo de las carreteras” por las que debe pasar cada día para ir de una población a otra. Pero no es el único afectado. “Una ambulancia puede llegar a tardar más de una hora en llegar a cualquiera de los pueblos, por unos caminos de muchas curvas y muy mal acondicionados”, señala, además de que “el hospital más cercano está a 45 minutos”. De hecho, hace poco hubo un accidente laboral en uno de los pueblos y, para dar asistencia al herido, “tuvo que ir un helicóptero desde la región vecina de Castilla la Mancha”.

Toda esta situación ha dado lugar a protestas, pero Roldán considera que, a pesar de todo, “es cierto que muchas veces los políticos han hecho lo que han podido”, así que “no es cuestión de acusar y decir que no han hecho nada”, sino, más bien, que se ha preferido “invertir en otras zonas o ciudades”, ya sea porque hay mas población o porque, al contrario que estos pueblos, son lugares de paso.

Hacerse notar

Sin embargo, a pesar de estar convocados a las urnas, la realidad de estos pueblos y pedanías se ha agravado hasta el punto en el que los vecinos han decidido no votar. “No porque no quisieran hacerlo, sino como una medida drástica para hacerse notar, que se escuche su voz para que se pueda ver un problema que afecta a la España rural”, asevera el párroco. Ante la decisión, Roldán señala estar “al lado del pueblo”, pero sin posicionarse a favor de un partido u otro. “Solo espero que a ellos no les falte la asistencia de todos estos servicios necesarios, pero también del alimento de la fe, que puedan seguir acudiendo a misa, recibir los sacramentos, que tengan quien pueda ayudarles en su vida”, señala.

Samuel Roldán pasa sus días en la carretera. “No es imposible”, dice, pero sí “muy difícil”, ya que, hasta hace poco, esta zona la llevaban dos sacerdotes, ya que es de montaña y abarca bastante territorio para un solo sacerdote. “Hay pueblos en los que no puedo hacer la eucaristía dominical todas las semanas, sino alternarme cada quince días en los menos habitados”, explica. En fechas significativas como la Semana Santa y la Navidad tiene que pedir ayuda.

“No es una misión que pueda hacer cualquiera, porque es vivir prácticamente en el coche”, apunta este sacerdote, que rara es la semana que pasa completa en la misma casa. “Tengo dos viviendas a lo largo de la semana, dependiendo de las necesidades de cada lugar, además de que los mismos pueblos miran mucho si el párroco vive o no allí”, remarca. En una zona “de clima adverso”, en la que llueve y nieva con frecuencia, Roldán sabe que su respaldo es Dios. “El Señor ayuda, uno cuenta con la fuerza humana, pero es Dios quien nos impulsa”, subraya.

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