“La Conferencia de Religiosos Españoles (CONFER) no ha cerrado los ojos, no ha pretendido mirar hacia otro lado cuando se ha presentado la ocasión de aportar su criterio sobre el tema de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia”. Así lo ha explicado su secretario general, Jesús Miguel Zamora. Y, con la intención de “contribuir y ser proactivos, desde la ayuda a las víctimas y el prevenir para que estas situaciones no se den más”, organizarán, en colaboración con Escuelas Católicas, una jornada sobre la cuestión el próximo 29 de mayo.
“En esta última temporada no hemos estado al margen de lo que se ha ido publicando en los medios y hemos pretendido que, sin tener todo claro, lo que se dijera o manifestara o estuviera presente haya servido para que la palabra de la Vida Consagrada no permaneciera en el silencio (interpretado en muchas ocasiones como cómplice de encubrimiento o de algo que se teme)”, ha indicado Zamora en SomosCONFER.
En el mismo sentido, ha subrayado que “a la Vida Consagrada (y en general a la Iglesia) le ha permitido, con mucho dolor, eso sí, darse cuenta de que ha habido comportamientos totalmente deleznables (volver la vista para otro lado, gestionar de forma deficiente, seguir pensando que es un problema de unos pocos o que la tormenta pasará). ¡Y no es verdad! Porque esto ha venido para quedarse”.
El religioso lasaliano ha señalado que “no nos cansaremos de reconocer que si las cosas se han hecho mal por parte de algunos (pero que repercuten en todos de manera fulminante y dañan aquello para lo que hemos sido llamados y hemos ofrecido nuestra vida: el servicio a la evangelización y al Reino), no es menos cierto que queremos hacerlas mejor, ayudando a sanar a las víctimas, acompañando, escuchando y ofreciendo apoyo y cercanía”.
En relación a la tormenta mediática por estos temas, Zamora ha recalcado que, “como Iglesia, es necesario caminar juntos puesto que el problema nos afecta a todos; no tanto con la idea de una defensa contra los medios (¡no son nuestros enemigos!, los enemigos son los encubridores) sino para devolverle a la sociedad una capacidad de reacción ante el daño ocasionado y devolver la confianza perdida en una institución dañada”.
Haciendo autocrítica, el secretario general de CONFER ha indicado que, durante varios años, “hemos venido creyendo, cuando estallaba un caso, que el centro de las preocupaciones era la institución (salvaguardar su honorabilidad, protegerse, cambiar de sitio al abusador… olvidando a las víctimas)”. Pero “cuando se pone en el centro al auténtico protagonista, tristemente protagonista, la víctima, cambia el modo de afrontar las cosas”. Porque “lo último es proteger a la Institución, pues ha sido culpable (como diría el Papa, de un crimen execrable)”, ha afirmado.
Por último, ha querido hacer hincapié en que “queda mucho trabajo”. No obstante, “esto no es una tormenta de verano. El sufrimiento de las víctimas es tan fuerte, su realidad personal ha sido tan herida, que todo lo que se haga es poco. Pero eso no nos puede acomplejar y coartar nuestra iniciativa para actuar. Se lo debemos a las víctimas, por responsabilidad histórica y por vergüenza, convencidos de que quizá hemos actuado tarde, pero no queremos cruzar los brazos y mirar para otro lado”, ha concluido.