“No puede haber una reforma en la Iglesia sin las mujeres, porque es una reforma estructural”. Así lo manifestó, la presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas durante un encuentro con los medios en el transcurso del seminario internacional ‘Una Iglesia sinodal’ organizado por la Fundación Pablo VI con la colaboración de PPC Editorial. Silvia Martínez considera que “tenemos un recorrido muy corto y con pocos intentos para lograr un diálogo más profundo y más grande en materia de sinodalidad”.
“Si nuestro punto de partida es ser hijos e hijas de Dios, nos supone que no podemos permitir que otros pierdan su dignidad y es necesario por tanto que se haga una apuesta por la dignidad de las mujeres”, defiende la representante de las teólogas de nuestro país.
“Sinodalidad implica participación de todos y de todas. Una Iglesia sinodal no es una Iglesia que excluye a sujetos dentro de la institución, se trata de caminar juntos, lo que incluye a laicos, laicas, religiosos, religiosas obispos…”, completa el teólogo Rafael Luciani que considera que el reto principal pasa por “cómo generar nuevas formas de participación y las estructuras”.
“Sinodalidad no es solo integrar, sino que está en juego la propia misión de la Iglesia”, asevera, proponiendo para ello pasar de un “modelo centralista, autoritario y referencial a un modelo en el que cada uno aporte lo que puede aportar y lo que el otro no puede aportar”.
“Estoy cansado de escuchar que lo que el Papa dice es muy bonito, pero en mi parroquia se sigue igual que antes. Tenemos que pasar de una parroquia catequética a una parroquia evangelizadora, de un modelo en el que uno da y otros reciben a un modelo en el que todos participan”, plantea.
Para Rafael Luciani, “la reforma es posible, pero no significa que dependa solo del Papa. No podemos recibir la reforma de manera pasiva. Si fuera así, no hemos cambiado nada. Tampoco podemos conformarnos ni si quiera con lo ya reformado”. El profesor del Boston College está convencido de que “todos estamos comprometidos en este proceso de reforma. Hay que comprender que toda reforma genera trauma, en tanto que implica cambio”.
“Nos trae a Madrid dar un paso de una reforma de las mentalidades a una reforma de las estructuras, para crear puentes entre el pensamiento latinoamericano y los pensadores españoles e italianos”, asegura Rafael Luciani, cofundador del Grupo Iberoamericano de Teología, que llamó a vivir “en un estado de reforma permanente, no de manera puntual”. “Tenemos que crear espacios donde estemos permanentemente en discernimiento y revisando las estructuras. La conversión eclesial es urgente y la reforma debe ser perenne”, sentenció
“Si no dialogamos, si no tenemos puentes, la Iglesia no avanza”, apreció Luciani, para subrayar que “es lo que nos pide el seguimiento a Jesús, pero también lo que nos pide la sociedad hoy: avanzar juntos, no desde nuestros espacios individuales. Tenemos que regresar a Jesús, solo cuando nos conformamos con los Evangelios se genera un cambio”.
Por su parte, Carlos María Galli defiende como el Papa Francisco busca precisamente que la Iglesia “se centre en Cristo”. “Desde ahí se entiende su pontificado y su programa. La reforma de la Iglesia es la vuelta a la fuente, a Jesucristo”, apunta el profesor de la Pontificia Universidad Católica de Argentina. Bergoglio piensa que “cada persona es una misión, no solo alguien que se involucra en la misión”, completó.
Galli piensa que “si la Iglesia existe para evangelizar, la Curia romana debe existir para evangelizar”. De ahí el cambio en la futura constitución apostólica ‘Praedicate Evangelium’, que incluirá un “superministerio” de Evangelización, tal y como adelantó Vida Nueva.
Pero, ¿sinodalidad es democracia? “He pensado en muchas ocasiones los sinónimos. Tendría que ver más con lo que hoy llamamos en una ciudadanía participativa, no solo una democracia representativa”, responde Galli.