Los acontecimientos avanzan rápidamente desde que, poco después de las cinco de la madrugada local de este martes 30 de abril, Juan Guaidó y Leopoldo López proclamaran, desde la base aérea caraqueña de La Carlota, que estamos en la “fase final de la Operación Libertad”, con la que buscan la salida definitiva del poder en Venezuela de Nicolás Maduro. Desde entonces, el caos y la falta de noticias contrastadas marcan el momento. El régimen chavista habla de “golpe de Estado” por parte de la “ultraderecha”, mientras que los opositores, que defienden la legitimidad como presidente de Guaidó, afirman contar con buena parte del ejército nacional, cuyo apoyo habrían al fin recabado.
En plena crisis, Vida Nueva ha conseguido contactar telefónicamente con el líder opositor Henrry Henríquez, abogado, maestro y mano derecha de María Corina Machado, dirigente de Vente Venezuela. De hecho, en plena conversación, se escuchan el ruido y los bocinazos de los congregados en la Plaza Altamira, donde pidieron acudir Guaidó y López y donde, hace unas horas, en una autopista cercana, un tanque chavista ha embestido a varias personas, sin conocerse aún el alcance de este episodio.
Henríquez asegura que el “movimiento de liberación nacional” clama “el cese de la usurpación” y que, una vez que “se haya puesto fin al régimen de Maduro, se dé inicio al proceso de transición” hacia la democracia. En este sentido, destaca que, más allá del carácter militar de esta última fase, “es algo protagonizado por los ciudadanos, que, desde primeras horas de la mañana, nos agolpamos en las principales plazas y calles del país“. Lo que expresamos -asegura- es la necesidad de que este régimen, que es una tiranía que ha socavado la dignidad de las personas, llegue a su fin y se empiece a reconstruir el país”.
El representante de Vente Venezuela, al lado de María Corina Machado, defiende que “es el pueblo el que, junto a sus dirigentes nacionales, ha asumido el liderazgo de esta rebelión cívico-militar”. En este sentido, lamenta que “no tengamos noticias de Maduro, que se encuentra desaparecido, no habiendo imágenes televisivas de los principales referentes del régimen”. Una imagen que contrasta con “los muchos ciudadanos que estamos aquí congregados en la Plaza Altamira de Caracas”.
Pase lo que pase, Herníquez califica este día de histórico, pues “se ha percibido una ruptura entre las fuerzas armadas”. Algo, a su jucio, difícil de conseguir, puesto que “lo que tenemos en Venezuela no es un Gobierno o un régimen dictatorial, sino todo un sistema de mafias” en el que campan a sus anchas, amparados por el chavismo, “el narcotráfico, las guerrilas colombianas ELN y FARC, las organizaciones islamistas palestina Hamas o la libanesa Hezbolá, u organizaciones dedicadas a la explotación del coltán y el oro, provenientes muchas de ellas de China o Irán, sin olvidarnos de la dictadura cubana”.
Todo este enjambre de intereses hace que, para este líder opositor, estemos “ante algo mucho más poderoso que una dictadura: Venezuela es un Estado fallido gobernado por delincuentes. Unos delincuentes que no son civilizados ni negocian, sino que llegan hasta el final, lo que es el gran problema”.
Frente a ello, advierte, “es necesario el uso de la fuerza, apoyada por los ciudadanos. Una fuerza que no tiene por qué ser violenta, sino que se refiere a la fuerza institucional, ciudadana e internacional”, que debe “ejercer toda la presión posible para acabar con un sistema de mafias que ha pisoteado la dignidad de los venezolanos”.
En cuanto a la posición de la Iglesia venezolana, cada vez más crítica del régimen de Maduro, Henríquez defiende que “la Conferencia Episcopal ha sido muy valiente y consecuente con la situación del país”. El problema, considera, es que “Roma no ha mostrado el mismo interés en la tragedia que vivimos”.