“La idea de ‘Los escribidores de cartas’ ya la había pensado hace años. No había tenido el tiempo ni la motivación de meterme en ella. La muerte de una íntima amiga este verano fue el impulso, la promesa que le hice de que lo iba a escribir y presentar al premio El Barco de Vapor. Por eso es muy emotivo para mí”. Así lo reconoce a Vida Nueva Beatriz Osés (Madrid, 1972), quien ha ganado el premio SM El Barco de Vapor 2019. Por su parte, Andrés Guerrero (Trujillo, Cáceres, 1958) se ha hecho con el otro reconocimiento entregado cada año por la editorial, el premio SM Gran Angular 2019, por ‘Blanco de tigre’.
Según Osés, en su novela “hay temas como la necesidad de comunicarnos, la sinceridad, la honestidad, la amistad, el trabajar en comunidad, el conseguir nuestras metas de forma comunitaria o colectiva, no de forma individualista. En fin, que hay muchos temas y valores que se van tocando. Como la soledad, la superación de los problemas por imposible que parezcan, de cómo enfrentarse a la realidad, de confesar los secretos. Todo ello gracias a la excusa de recuperar el arte perdido de escribir y enviar cartas”.
Los escribidores de cartas, ilustrado por Kike Ibáñez, está dirigida a lectores de entre 8 y 11 años. “Pero todos la pueden leer. Cuando escribo una historia pienso que la podrán leer lectores de todas las edades. Tiene muchos niveles de lectura y de interpretación. Tengo lectores con 92 años”, explica.
Una historia de perdón
El pueblo de ‘Los escribidores de cartas’, Noaberri, no es precisamente atemporal, pero en él, sus habitantes –impulsados por tres niños, Iria, Aitor y Jordi– emprenden una campaña en defensa de las cartas en papel, con sello y franqueo. Y para que el cartero conserve su empleo. “Habla del perdón, de la superación de los conflictos mediante las palabras y también existen otros muchos temas, porque en realidad está protagonizado por un protagonista colectivo que es el pueblo. Todo el pueblo”, indica Osés.
Por su parte, el autor de ‘Blanco de tigre’ confiesa: “Como me siento por edad muy lejano a los jóvenes de hoy, con las tablets, los WhatsApp, los juegos… y toda esa vida virtual, he tratado de regresar a mi infancia y las novelas de aventuras”. Y salda así su deuda con dos libros que le marcaron: ‘Las aventuras de Tom Sawyer’, de Mark Twain, con el río Misisipi de por medio, y ‘El libro de la selva’, de Rudyard Kipling, con los tigres, con los lobos, con la selva…