“No es posible una Transición en Venezuela con Maduro en el poder”. Así de claro se ha manifestado, en la mañana de este lunes 6 de mayo en Madrid, en su encuentro con los medios en la Universidad Pontificia Comillas, el jesuita José Virtuoso, rector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
El representante de la universidad ignaciana, que cuenta con 12.000 alumnos y que es un esencial lugar de encuentro “para todos los ciudadanos movilizados por una Venezuela democrática y moderna”, ha lamentado que el país “es víctima de una profunda tragedia”. Empezando por el hecho de que “la economía ha colapsado y padecemos la peor inflación de una nación latinoamericana en la época contemporánea”.
La principal consecuencia es que “más de la mitad de las familias venezolanas, el 51%, están instaladas en la pobreza”, siendo el reflejo de este drama “la carencia de los servicios públicos fundamentales en educación o salud, volviendo incluso enfermedades que estaban erradicadas hace un siglo”. De hecho, “la esperanza de vida ha bajado tres años de media”.
Otro eco gravísimo es la huida masiva de la población: “La cifra oficial habla de tres millones de venezolanos fuera del país, pero nosotros estimamos que son cuatro millones… Es decir, un 14% de nuestra ciudadanía. Es un proceso que se da desde hace 20 años, pero que se ha acelerado enormemente en los últimos cuatro años”.
Con todo, para Virtuoso, el más grave de los síntomas de un sistema deteriorado es “el colapso de la democracia y la violación de los derechos humanos, que están a la orden del día”.
Pese a ello, el jesuita asegura que “la ciudadanía no se resigna y está movilizada”. En este sentido, valora los pasos dados desde enero “por el presidente Juan Guaidó en nombre de la Asamblea Nacional”, habiéndose guiado “según la Constitución”, como aceptan “los más de 50 países que han reconocido su legitimidad”.
Sobre el último intento de Guaidó y Leopoldo López, encabezando el 30 de abril “una sublevación militar”, reconoce que “no ha culminado en éxito”, pero “ha contribuido a visibilizar el descontento militar y en el interior del régimen, mostrando que hay divisiones en su seno”.
En este sentido, destaca que “la apuesta de la UCAB, los jesuitas y la Iglesia venezolana es por una solución política pacífica, pues ningún pueblo gana con la guerra”. Sin embargo, la realidad es que “el régimen de Maduro impide todo avance y su único objetivo parece ser mantenerse en el poder a toda costa”. De ahí que “sea clave la presión, tanto ciudadana como internacional”.
Por esta cerrazón de Nicolás Maduro es por la que “no es posible una Transición con él en el poder”. Así, si este saliera del Gobierno, “todas las opciones estarían abiertas a la hora de valorar quién debería liderar un Ejecutivo que convocara elecciones libres”.
Virtuoso está convencido de que la población valora la implicación de la Iglesia, y de la UCAB en concreto, “pues somos fieles a nuestra esencia, ya que nacimos hace 70 años, en tiempos de dictadura, y fuimos una institución clave a la hora de luchar por la democracia”. Ahora, acompañando una vez más “la historia de nuestra nación”, se han erigido como un espacio referente en la movilización contra el “autoritarismo”.
Pese a ello, el rector de la UCAB admite la existencia de “una campaña interesada en hacer ver que el papa Francisco y los obispos venezolanos están enfrentados entre sí. Nada más lejos de la realidad, pues hay un consenso entre todos a la hora de establecer canales diferenciados, teniendo el protagonismo la Conferencia Episcopal y ofreciendo el Papa un apoyo desde fuera, poniendo el énfasis en el diálogo y en la búsqueda de acuerdos. Algo que el régimen de Maduro simula apoyar, pero que en el fondo es una cortina de humo para mantenerse en el poder”.
Así, “Francisco, que está profundamente comprometido con Venezuela, ha sufrido una situación dolorosa, señalando en su última carta a Maduro que se han burlado sus intentos sinceros de ofrecer una mediación”. Y es que, como concluye Virtuoso, “al régimen le falta una voluntad decidida de cambio, precisamente, la actitud que debería ser la primera a la hora de hablar de diálogo”.