Vaticano

Esta es la oración que Francisco le ha dedicado a Madre Teresa en su visita a Macedonia del Norte





Dios, Padre de misericordia y de todo bien,

te damos gracias por el don de la vida

y el carisma de la santa Madre Teresa.

En tu gran providencia, la has llamado

a dar testimonio de tu amor

entre los más pobres de la India y del mundo.

Ella supo hacer el bien a los más necesitados,

puesto que reconoció en cada hombre y mujer

el rostro de tu Hijo.

Dócil a tu Espíritu,

ha sido la voz orante de los pobres

y de todos aquellos

que tienen hambre y sed de justicia.

Acogiendo el grito de Jesús en la cruz,

«tengo sed»,

Madre Teresa ha calmado

la sed de Jesús en la cruz,

cumpliendo las obras del amor misericordioso.

Te pedimos, santa Madre Teresa,

madre de los pobres,

tu especial intercesión y ayuda,

aquí, en la ciudad de tu nacimiento,

donde estaba tu casa.

Aquí recibiste el don del nuevo nacimiento

en los sacramentos de la iniciación cristiana.

Aquí escuchaste las primeras palabras de la fe

en tu familia y en la comunidad de los fieles.

Aquí comenzaste a ver

y a conocer a los necesitados,

a los pobres y a los pequeños.

Aquí aprendiste de tus padres a amar

a los más necesitados y a ayudarlos.

Aquí, en el silencio de la iglesia,

escuchaste la llamada de Jesús a seguirlo,

como religiosa, en las misiones.

Desde aquí te pedimos: intercede ante Jesús

para que también nosotros obtengamos la gracia

de estar vigilantes y atentos al grito de los pobres,

de aquellos que están privados de sus derechos,

de los enfermos, de los marginados, de los últimos.

Que Él nos conceda la gracia de verlo

en los ojos de quien nos mira

porque necesita de nosotros.

Que nos dé un corazón que sepa amar a Dios

presente en cada hombre y mujer,

y que sepa reconocerlo en aquellos

que están afligidos por el sufrimiento y la injusticia.

Que nos conceda la gracia de ser también nosotros

signo de amor y esperanza en nuestro tiempo,

en el que hay tantos necesitados, abandonados,

marginados y emigrantes.

Que haga que nuestro amor no sea sólo de palabra,

sino que sea eficaz y verdadero,

para que podamos dar

testimonio creíble de la Iglesia,

que tiene el deber

de predicar el Evangelio a los pobres,

la liberación a los prisioneros, la alegría a los tristes,

la gracia de la salvación a todos.

Santa Madre Teresa, ruega por esta ciudad,

por este pueblo, por su Iglesia

y por todos los que quieren seguir a Cristo,

Buen Pastor, como discípulos suyos,

realizando obras de justicia, de amor,

de misericordia, de paz y de servicio,

como Él que vino no para ser servido

sino para servir y dar la vida por muchos,

Cristo nuestro Señor.

Amén.

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