Para José Luis Segovia Bernabé, el actual derecho de extranjería “tiene una tacha de inmoralidad muy alta, está tocado de una indecencia priorística moral”. Fue la denuncia lanzada por el vicario episcopal de Pastoral Social e Innovación de la Archidiócesis de Madrid durante su ponencia en las IV Conversaciones PPC que se celebran en el Colegio Mayor MARA, de las misioneras cruzadas de la Iglesia.
Segovia considera que la legislación vigente “está dirigido intrínsecamente a la expulsión de la persona”. “Es un derecho sin corazón. Y un derecho sin corazón, no es un derecho”, lamentó, en tanto que considera que “favorece intereses de la peor calaña”. “Cuando el derecho clasifica, cosifica. Y el derecho de extranjería es profundamente cosificador”, reiteró. Desde ahí, planteó que “toda regulación la regulación no está hecha para asfixiar y para acogotar, sino para universalizar derechos”.
Para el vicario madrileño, el deber de hospitalidad “hoy se ve seriamente dañado”. Frente a ello, señaló que “la acogida al extranjero forma parte de nuestro ADN cristiano. Y esto va a generar conflictos. Si estamos del lado de los migrantes, nos va a implicar tomar decisiones”. Así, dejó caer que “como primera intuición básica, el cardenal Osoro siempre nos dice que toda persona tiene derecho a pasearse por el jardín de la creación”.
“Una de las perversiones que merece un juicio negativo de la Iglesia es tornar las virtudes en pecado: ha habido varias intentonas en criminalizar la hospitalidad”, alertó sobre la creciente tendencia a criminaliza tanto al migrante como aquellos que les ayudan, incluidos miembros de la Iglesia. “Ahí también nos va a tocar definirnos y tener una actitud para disentir de las normas injustas”.
Segovia Bernabé quiso clarificar cuál es la propuesta eclesial en materia migratoria. “La Iglesia nunca ha defendido en sentido estricto un libre flujo, sino una regulación de flujos, desde el postulado del bien común”, explicitó.
“La Santa Sede defiende los desplazamientos seguros, responsables, ordenados y con garantías. En absoluto se defiende la anarquía total”, apostilló el vicario, que añadió cómo “el criterio de distribución de la población no es el interés de la sociedad que acoge, sino del interés de la familia humana”. Desde ahí, aplaudió el esfuerzo del Vaticano por sacar adelante el pacto migratorio de Marrakech de la ONU, “lo que ha supuesto un salto enorme”. “En nuestro país hemos dado un buen discurso al respecto, pero no estamos aplicando lo que decimos”, añadió.