El cardenal polaco Konrad Krajewski, limosnero del Papa, ha reinstaurado este sábado la luz en un edificio público de Roma ocupado por 420 personas, 98 de ellas menores de edad, a quienes se les había cortado el suministro eléctrico por impago de las facturas. Como recoge el diario vaticano L’Osservatore Romano, Krajewski reactivó personalmente el servicio eléctrico del edificio como “un acto de humanidad” después de que esas personas hubieran pasado días enteros sin luz ni agua caliente.
Antes de actuar personalmente, el purpurado intentó ponerse en contacto con el Ayuntamiento de Roma, pero no obtuvo respuesta. Después de esto, fue al edificio y, tras hablar con los vecinos, quitó los sellos del contador reactivó el suministro, dejando una nota en la cabina eléctrica responsabilizándose de ello. De hecho, incluso ha afirmado que “si llega una multa” la pagará.
“Espero que el limosnero del Papa pague también los 300.000 euros de las facturas atrasadas”, ha dicho el líder de la Liga Matteo Salvini ante los actos de Krajewski. Durante un debate electoral en Bra (Italia), el ministro del Interior se ha dirigido al público señalando que “todos pagáis las facturas haciendo sacrificios, así que estaremos contentos de que alguien pueda pagar las facturas de los italianos con dificultades”.
“Gente que lucha por sobrevivir”
El edificio fue ocupado en octubre de 2013 por el movimiento ‘Acción’ para fines de vivienda. A día de hoy también hay un albergue, un taller de cerveza artesanal, otro de carpintería y una sala de ensayo. Y los ocupantes organizaron una asamblea pública para el lunes: “Todavía pedimos el apoyo de la ciudad para que la luz no se apague más en el edificio”.
Por su parte, Krajewski ha subrayado en una entrevista con Il Corriere della Sera que “lo absurdo” de este caso es que se ha producido “en el corazón de Roma” y, aun así, “hay casi 500 personas abandonadas a su suerte”. Por este motivo, “el primer problema no es el dinero”, sino que son “familias que no tienen adónde ir, gente que lucha por sobrevivir”, y por este motivo hay que preguntarse “¿por qué están allí? ¿cómo es posible que esas familias se encuentren en una situación como esta?”.
Además, el cardenal, que acaba de volver de los campos de refugiados de la isla de Lesbos, considera que el caso de este edificio romano es un caso más de “periferia”, pero no el único. “¿Qué ha pasado con los derechos humanos en Europa?”, se pregunta, invitando a “quien no lo entienda” a apagar la electricidad de su casa “durante unas horas” para comprobar lo que significa vivir en esas condiciones.