Los obispos de las diócesis gallegas han elaborado una carta con motivo de la Jornada de sensibilización sobre la Enseñanza Religiosa en la que animan a los padres y madres de familia a pedir que los centros educativos deben garantizar que sus hijos puedan recibir esta enseñanza en la escuela.
Para ello, han desarrollado una serie de aspectos fundamentales acerca de la presencia de la Religión en el sistema educativo, destacando, en primer lugar, que se trata de “un derecho exclusivo de padres y madres”, únicos con autoridad para decidir sobre la educación de los niños.
Los prelados continúan subrayando que “la asignatura de religión en la escuela no es una concesión benévola de un Gobierno”, sino un derecho que debe ser respetado por el mismo, así como por las “instituciones educativas, sociales y sindicales”. Unas voces que, aseguran, se están levantando “contra la presencia de la religión en el sistema educativo”. Ante ellas, recalcan el valor que posee la enseñanza religiosa en la “formación integral de la persona”, por lo que piden que los padres favorezcan “ante determinados planteamientos” la “auténtica educación” de sus hijos.
“Hacemos una llamada a vuestra responsabilidad educativa”, han escrito los obispos, llamando a los padres y madres a solicitar la enseñanza de la Religión Católica en los centros educativos y recordando que esta responsabilidad “es una consecuencia del compromiso cristiano que asumisteis al bautizar a vuestros hijos”. Pero no solo se dirigen a los padres, sino a todas las comunidades. Así, familia, parroquia y escuela deben “trabajar en colaboración” para mejorar la educación.
Y es que, como destacan los obispos gallegos, la finalidad de la asignatura de Religión en el colegio no es otra que la de “ayudar” a los niños a “proporcionar criterios y valores cristianos que configuren su personalidad descubriendo el sentido de la vida”, así como “favorecer la relación entre fe y cultura” en una visión cristiana de la vida, capacitar a los jóvenes “para el diálogo respetuoso y constructivo con otras tradiciones religiosas”. Con todo ello “se puede ofrecer en diálogo la respuesta cristiana a las grandes preguntas de la vida y dar a conocer a Jesucristo y a su Iglesia”.