Con la festividad de san Juan Bautista de La Salle, patrono universal de todos los educadores, proclamado como tal por el papa Pío XII un día como hoy, 15 de mayo, pero en el año 1950. Por ello Colombia rinde homenaje a esos hombres y mujeres que, llamados por la vocación, entregan su vida al servicio de la enseñanza.
Vida Nueva conversó con los representantes de la educación católica en el país y el continente para hacer llegar sus felicitaciones en este día tan especial a todos los maestros y maestras, quienes al ejemplo de Cristo siguen sus pasos en la construcción del reino a través de la palabra, una palabra que edifica, transforma y toca corazones.
“Nos ayudan a construir un país en paz”
Desde la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC), su secretario general, Oscar Pérez Sayago, ha enviado un caluroso saludo a los educadores católicos colombianos en su día recordando que “ser docente es renovar la pasión por el ser humano en su proceso de formación”.
El directivo de esta instancia continental además ha recordado la importancia de ser testimonio de vida y esperanza, en este sentido afirma: “gracias a Dios contamos con docentes que nos ayudan a transformar día a día la realidad y nos ayudan a construir un país en paz”.
Labor para humanizar
Por su parte la presidente de la Confederación Nacional Católica de Educación (Conaced), Gloria Corredor, religiosa de la Presentación, ha expresado que “ser maestros es ser artesanos, es apoyar en la construcción de un mundo mejor, ser pedagogos del encuentro, del discernimiento y el acompañamiento y del testimonio”.
También ha destacado que la labor docente se debe centrar en “una construcción que debemos hacer en un colectivo y bajo un objetivo específico y es sobre todo humanizar, porque el mundo necesita mucha humanización y misericordia”.
Cabeza, corazón y manos
Víctor Murillo, director nacional de Fe y Alegría Colombia, ha felicitado a los maestros en este día haciendo énfasis en el concepto de educación integral, porque “si la educación no es integral, no es educación y no responde a los criterios de la educación de calidad. Se trata de educar a toda la persona: cabeza, corazón y manos”.
“¿De qué nos sirve sacar personas con cabezas brillantes e intelectuales puros pero con raquíticos corazones y sin manos para ayudar, para abrazar, para consentir, para trabajar? Tenemos que educar la cabeza, tenemos que enseñar a pensar, ciertamente; hay saberes que deben ser aprendidos, ciertamente, pero ¿para qué?, ¿con qué sentido? Y ahí es donde entran el corazón y las manos”, ha dicho.
Por otra parte el laico ha pedido a los docentes “formar estudiantes competentes, personas compasivas y comprometidas, con buenos corazones que sean capaces de ponerse en los zapatos de los otros y las otras”.
Cultivar la humanidad
Para el sacerdote claretiano, José María Flórez Jaimes, presidente de Conaced, seccional Bogotá Cundinamarca, “el día de hoy nos alegra felicitar a toda una comunidad que aprende y enseña el servicio y el cuidado de la vida”.
A su vez agradeció a los educadores por “enseñar el valor de la vida, por guiar y acompañar a niños, jóvenes y familias a ser mejor seres humanos. Gratitud por su vocación y misión”.
“Es la Comunidad conformada por maestros y maestras que dedican día tras día a cultivar la humanidad desde un corazón compasivo y misericordioso”, añadió.