El cardenal Carlos Osoro ha invitado a los madrileños a ser “labradores de este mundo con el amor de Jesucristo como san Isidro”. En la eucaristía con motivo de la festividad del patrón de la archidiócesis madrileña, el arzobispo de la capital reivindicó al santo agricultor como aquel que “atendió a todos igual, a todos aquellos que siendo diferentes, acudían a su campo, porque sólo le interesaba el derooche del amor de Cristo con quien se encontraba”.
En una colegiata de san Isidro repleta de fieles, el purpurado presidió la misa que concelebró con el arzobispo de Ayacucho, Salvador Piñeiro (Perú); el obispo de san Isidro (Argentina), Jorge Casaretto; y uno de los obispos auxiliares de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino.
A partir de ahí, el arzobispo invitó a los asistentes a la eucaristía a ser “constructores y cuidadores de la familia como Iglesia doméstica”. En esta línea, se refirió a san Isidro como aquel que “no redujo la fe a una lógica fea y dura, sino que vivió en la vida ordinaria lo más extraordinario: ser hijos de Dios, lo que nos hace ser hermanos de todos los hombres”. “La Iglesia y la familia cristiana no es una institución trasnochada o caduca, es la más moderna. Porque lo moderno es lo que hace Dios con nosotros”, defendió Osoro.
El cardenal lanzó además una invitación a ser santos al ejemplo de Isidro y al estilo de Francisco, que “nos dice que ser santo es tener ese carné de identidad que muestra que vivo las bienaventuranzas y vivo respondiendo a las preguntas que se me harán en el juicio final”.
“Este es el carné de identidad de un cristiano, de un discípulo misionero, es decir, de quien sigue a Jesucristo y lo anuncia con su vida y sus obras. Jesús hace un cuadro extraordinario de este carné en el Evangelio”, subrayó.
Para lograr este carné evangélico, Osoro presentó como imprescindible hacer realidad las bienaventuranzas que presentan como felices a los pobres, a los mansos y a los limpios de corazón. “¿Dónde colocamos la seguridad en nuestra vida? ¿Tienes un corazón sin mezquindades, puro, sano, sin suciedad? ¿Vives sin aparentar?”, cuestionó el purpurado.
“A esta madre tierra tenemos que cuidarla todos, como hizo san Isidro”, planteó el purpurado, en la línea marcada por el Papa Francisco en ‘Laudato si’ sobre la necesidad de una ecología integral: “¿Amamos a todos?, ¿queremos a las personas?, ¿las utilizamos?, ¿las respetamos o las robamos su dignidad?, ¿incorporamos proyectos en nuestra vida que logren más convivencia, más cohesión, más reconciliación, más perdón, más dignidad para todos, muy especialmente para los que están más desfavorecidos?”.