Virulencia cero contra la Iglesia en la campaña electoral. Esa fue la consigna en el PSOE, y se ha respetado a rajatabla. Lejos quedan las proclamas de Pedro Sánchez asegurando la denuncia de los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979 cuando competía por hacerse un nombre en las primarias del PSOE. La ‘realpolitik’ de tener que gobernar con 85 diputados tras la moción de censura de hace un año, le llevó a buscar el consenso con la Iglesia. Y de ahí salió la invitación personal al cardenal Ricardo Blázquez para que visitase La Moncloa a los 15 días de haber sido investido presidente del Gobierno.
Ahora, con la relativa tranquilidad que le dan los 123 escaños de las elecciones generales del 28-A –y, sobre todo, lo malparados que han salido sus adversarios–, Sánchez podría volver a aquella aspiración de denunciar aquellos tratados internacionales sin denunciarlos propiamente. ¿Cómo? Vaciándolos de contenido. O mejor dicho: trasvasándolos a una nueva norma, esta debatida en el Congreso de los Diputados y previo diálogo con la Conferencia Episcopal Española (CEE). La clave está en la página 261 del programa electoral socialista para las pasadas elecciones generales: la promoción de una Ley sobre la Libertad de Conciencia.
Un nuevo marco jurídico
“No se contempla la denuncia de los Acuerdos como tal. El planteamiento es en positivo: intentar un gran pacto con la izquierda y la derecha para conseguir sacar adelante una ley para todos los ciudadanos, para luego colocar los tratados internacionales con el Vaticano como instrumentos concretos dentro de un nuevo marco jurídico”, señala una fuente consultada por esta revista. “Se trata de centrar la fuente del derecho en el Parlamento para establecer, desde ahí, un diálogo con las fuerzas políticas y sociales, pero en un marco parlamentario”, añade.
“Es una crítica constante la actual asimetría en la relación del Estado con las confesiones religiosas en España”, abunda esta fuente. “No hay una ley común. Primero se ha legislado para los católicos, en un rango superior, con unos tratados internacionales, y luego se ha negociado con otro tipo de acuerdos de colaboración con las confesiones no católicas. Se necesitan unos acuerdos con la Iglesia, porque hay unas características específicas, pero la ley principal debe ser común para todas y con el mismo rango normativo. Esa es la idea que contemplaría ahora Pedro Sánchez. Así pues, no es una denuncia de los Acuerdos, sino adaptarlos a una nueva ley”, subraya.