Salvini se enzarza con la Iglesia por el uso electoral de los símbolos religiosos

  • Después de que blandiera un rosario en un acto político, Parolin le recuerda que “Dios es de todos”
  • El líder de la Liga asegura ahora que quiere ser recibido por el Papa, del que “podría aprender”

Matteo Salvini, ministro de Interior de Italia, en un acto de la Liga Norte

Matteo Salvini no paró el pasado sábado, 18 de mayo, de hacer referencias a la religión católica durante el mitin que protagonizó en la plaza del Duomo de Milán junto a representantes de formaciones de ultraderecha de 11 países europeos. En un acto multitudinario para pedir el voto a la Liga de cara a las elecciones europeas del próximo domingo, el ministro del Interior italiano citó a San Juan Pablo II, recordó a los patronos de Europa y sacó un rosario invocando la protección del Inmaculado Corazón de María, “que estoy seguro de que nos llevará a la victoria”.

Todos estos gestos, junto a sus críticas a las peticiones del Papa para que Italia abra sus puertos a los inmigrantes rescatados en el Mediterráneo, han provocado una agria polémica. A Salvini le respondió el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, quien dijo que “Dios es de todos”, por lo que “invocarlo para uno uno mismo es siempre peligroso”.

En la misma línea se expresó el jesuita Antonio Spadaro, director de la revista La Civiltà Cattolica, quien lamentó en las redes sociales que se usen “rosarios y crucifijos como señales de valor político pero de manera inversa al pasado”, pues si antes “se daba a Dios lo que tendría que haber estado en las manos del César, ahora es César quien esgrime lo que es de Dios”.

Instrumentalización religiosa

Famiglia Cristiana también criticó al líder de la Liga por el “enésimo ejemplo de instrumentalización religiosa para justificar la violación sistemática en nuestro país de los derechos humanos”. En un editorial, la revista lamentó que mientras Salvini exhibía el Evangelio a sus militantes, “otra nave cargada de vidas humanas venía rechazada” en el Canal de Sicilia.

Salvini respondió a estas críticas asegurando que querría ser recibido por el papa Francisco. “No lo he pedido nunca. Es una de las personas más estimulantes y fascinantes, solo podría aprender de él. Si surge la ocasión me veré con él con mucho gusto”, dijo, asegurando que según el catecismo de la Iglesia católica la acogida a los inmigrantes debe realizarse “en el límite de lo posible” y que “lo posible ya ha sido superado”.

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