Vaticano

Francisco: “Jesús no quiere que la Iglesia sea un modelo perfecto, sino que camine sin temer las conmociones de la vida”

  • El Papa ha animado a Caritas Internationalis a discernir el camino “desde las distintas realidades de las personas”
  • “El Evangelio nos enseña que las preguntas no se responden con una receta preparada y que la fe no es una hoja de ruta”





“¿Por qué Jesús no siempre dio reglas claras y rápidas de solución?”, ha preguntado Francisco a los presentes a la eucaristía que ha presidido hoy, 23 de mayo, con motivo de la apertura de la XXI Asamblea General de Caritas Internationalis, que se celebra bajo el tema ‘Una familia humana, una casa común’, inspirada en la encíclica Laudato Si’. “Porque tendríamos la tentación de la eficiencia, de pensar que la Iglesia está bien si tiene todo bajo control, si vive sin conmociones, con la agenda siempre en orden”, ha continuado el Papa, “pero el Señor no procede así”.

“De hecho, a sus seguidores no les envía la respuesta, sino al Espíritu Santo en forma de fuego”, ha subrayado. Porque “Jesús no quiere que la Iglesia sea un modelo perfecto, que sea autocomplaciente ni que sea capaz de defender su buen nombre”, ya que él no “vivió así” sino en el camino, “sin temer las conmociones de la vida”.

Por eso, el Evangelio es, para los cristianos, “un programa de vida que nos enseña que las preguntas no se responden con una receta preparada y que la fe no es una hoja de ruta, sino un camino para viajar juntos”. Un programa vital que enseña, además, tres elementos esenciales para recorrer el camino: “la humildad de escuchar, el carisma de la unidad y el valor de la renuncia”.

Escuchar la voz de los pequeños

“La Iglesia hace su discernimiento, pero no delante de un ordenador, sino frente a la realidad de las personas, con la mirada humilde de quien sabe buscar en otros la presencia de Dios, que no vive en la grandeza de lo que hacemos, sino en la pequeñez de los pobres que encontramos”, ha dicho el Papa. Por eso, ha remarcado, que no hay que “mirar a nadie de arriba abajo”, creyéndose superior, sino que “siempre es importante escuchar la voz de los demás, especialmente de los pequeños y últimos”, ya que a Dios “le encanta revelarse” a través de ellos.

“Los primeros cristianos abandonaron tradiciones y preceptos para anunciar que Dios es amor, y que eso es más importante que todo lo demás”, por lo que “esas creencias y tradiciones humanas que son más un obstáculo que una ayuda, pueden y deben ser dejadas atrás”. Y es que, como ha apuntado el papa Francisco, en el proceso de la fe hay que “redescubrir la belleza de la renuncia, sobre todo de uno mismo”, porque “la verdadera fe purifica de los apegos”.

Por otra parte, el Papa ha destacado que, para los primeros cristianos, no era tan importante la “uniformidad” sino la comunión, es decir, buscar la unión en las diferencias. “Nadie lo sabía todo, pero entre todos se sostenía el carisma conjunto”, así como había “personalidades fuertes, pero con la fuerza de unos a otros en el Señor”. Porque, como ha concluido Francisco, lo esencial es “permanecer en el amor de Jesús”, incluso en un mundo que “conduce a la división”.

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