El papa Francisco ha nombrado hoy a la jesuitina María Luisa Berzosa consultora de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos. Jorge Mario Bergoglio le cogió la matrícula en el pasado Sínodo sobre ‘Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional’, celebrado en Roma en octubre de 2018, donde fue la única religiosa española participante.
Tres meses antes del Sínodo recibió la llamada del Vaticano para participar en aquella asamblea, y ahora, a sus 75 años –”con toda mi juventud acumulada”, como dice entre risas– se convierte en miembro de la Asamblea Sinodal por un período de tres años renovable.
“El Sínodo me habita, se me ha metido en el corazón y ya forma parte de mi historia de mujer cristiana perteneciente a la Iglesia católica”, dice a Vida Nueva tras hacerse público el nombramiento a las 12:00 horas.
Desde Gran Canaria, donde se encontraba en el Centro Loyola dando unas charlas, atiende a esta revista feliz con la noticia. “El martes recibí un correo electrónico del Vaticano pidiendo que llamara al teléfono del subsecretario del Sínodo con urgencia…”, explica. Pero jamás podría imaginarse “tal honor”.
La Hija de Jesús tiene un máster de toda una vida en acompañamiento espiritual. “Es un camino de crecimiento humano y espiritual, y el punto de partida es la realidad de cada persona, dónde se encuentra, qué busca, cuáles son sus necesidades profundas…”, explica. Berzosa lleva muchos años llevando adelante este servicio, también en Buenos Aires, donde coincidió con el entonces obispo auxiliar y posteriormente cardenal Jorge Mario Bergoglio.
Preguntada sobre la Iglesia con la que sueña, no duda: “Una Iglesia menos institucional, menos cerrada y más relacional, y digo relacional de forma consciente, porque es una palabra muy rica en su significado. Por supuesto, también más inclusiva, porque la ley no puede matar la vida y nos estamos llevando a mucha gente por delante”. Y remata: “Necesitamos hablar con sinceridad sobre todos los temas y poner la autoridad al servicio, no la malentendamos”.