Ante las complicaciones en materia de contaminación ambiental que ha sufrido la Ciudad de México en las últimas semanas, la Arquidiócesis del cardenal Carlos Aguiar Retes denunció la falta de visión de las autoridades para atender este problema no sólo en la capital del país, sino en todo el territorio nacional.
A través de un editorial publicado en su órgano de información oficial, la Arquidiócesis de México señaló la “miopía” con que la actual administración federal está desarrollando su política ambiental, pues –dijo– no sólo ha recortado presupuesto en las instituciones que deben cuidar el medio ambiente, sino que ha insistido en llevar adelante algunos programas energéticos y de infraestructura “que van contra el más elemental respeto al equilibrio ecológico”.
La Arquidiócesis capitalina confió en que no sea demasiado tarde cuando el gobierno corrija sus políticas medioambientales.
La Iglesia local recordó que la emergencia por contaminación ambiental que se acaba de vivir en la CDMX y en la Zona Metropolitana no es la primera vez que ocurre, “y seguramente tendremos que enfrentar situaciones semejantes más adelante”.
Por ello, apuntó que no basta que, como ciudadanos, “nos dediquemos simplemente a criticar a las autoridades en turno, responsabilizándolas de todos los males, ni mucho menos que las mismas autoridades acusen a las anteriores administraciones de negligencia para evadir su propia responsabilidad”, pues el desastre ambiental es mucho más complejo “y no lo vamos a solucionar con declaraciones ni buenas intenciones. Se trata de una problemática que estamos causando todos y debemos solucionar entre todos”.
La Arquidiócesis capitalina señaló que no habrá una nueva relación con la naturaleza “sin un nuevo ser humano”, y llamó a los ciudadanos a reconocer que detrás del desastre ambiental hay una crisis ética, cultural y espiritual que es necesario corregir de fondo.
“No sólo pensemos qué mundo vamos a dejar a nuestros hijos en el futuro inmediato, sino, lo más importante, desde nuestras familias, desde la Iglesia y la sociedad, pensemos cómo estamos formando a nuestros hijos para que construyan en el futuro un mundo mejor”, concluyó.