En una larga entrevista con la televisión mexicana Televisa cuyo contenido fue hecho público este martes, 28 de mayo, el papa Francisco hizo un balance de sus seis años de pontificado y opinó sobre diversos temas, pasando de la crisis de la pederastia a la reforma de la Iglesia, de su interés por los alejados de la fe a las relaciones entre la Santa Sede y China.
También habló sobre la interrupción voluntaria del embarazo, pidiendo que “no metamos la Iglesia en algo que es pre-Iglesia, pre-cristiano, es puramente humano”. “El aborto no es un problema religioso en el sentido de que porque soy católico no puedo abortar, ¡es un problema humano! Es un problema de eliminar una vida humana. Punto”, añadió.
Al ser preguntado sobre los feminicidios por Valentina Alazraki, vaticanista de Televisa, Jorge Mario Bergoglio reconoció primero que “no sabría dar una explicación sociológica” a este problema para destacar que “el mundo sin la mujer no funciona”. Explicó a continuación que no hablaba de la procreación, sino de la ternura, una virtud a la “que todo el mundo le tiene miedo” y que es “patrimonio” de la mujer. “Ahora, de ahí al feminicidio, a la esclavitud, hay un paso”.
El Pontífice criticó la construcción de muros, citando una vez más el caso de las cuchillas en la valla fronteriza entre Marruecos y las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, y dijo que habla tanto sobre inmigrantes y refugiados porque “es una prioridad hoy día en el mundo”.
En su análisis de la situación internacional, aseguró que “ya salimos del mundo de la economía” y ahora nos encontramos “en el mundo de las finanzas gaseosas”. También hizo referencia al acuerdo entre la Santa Sede y China para desatascar el nombramiento de obispos en el país asiático al asegurar que las relaciones con Pekín “son muy buenas” y que “quiere mucho a los chinos”.
En la entrevista, el obispo de Roma explicó el motivo que le lleva a preocuparse de los alejados de la fe y contó con humor que para él supone “un piropo” cuando escucha decir que “al Papa le gustan más los lejanos que los suyos”. A Jesucristo, también “lo acusaban de eso”, subrayó Bergoglio, para quienes son “una prioridad” los que se consideran fuera de la Iglesia porque hay que “buscar a los otros”.
En su conversación con Televisa, Francisco confesó que los momentos “más bonitos” de su pontificado vienen cuando “está con la gente” y que “puede caer” toda su condición de Papa o de obispo, pero no la de sacerdote. “No me saquen de ser cura”, pidió en la entrevista, en la que se definió como “conservador”.
Al ser preguntado por las situaciones complicadas que en ocasiones se producen por las declaraciones realizadas por personas a las que ha telefoneado o recibido, Francisco respondió que “a veces la gente por el entusiasmo dice más cosas de las que el Papa dijo, eso tengámoslo en cuenta”. Aunque en esas conversaciones privadas, que en ocasiones tocan temas como el divorcio o la homosexualidad, hay quien “juega sucio y me hace una trampa”, Bergoglio dijo que “no tengo derecho a decirle a nadie que no es hijo de Dios porque faltaría a la verdad. Y decir a nadie que Dios no lo quiere, porque Dios los quiere a todos, hasta a Judas lo quiso”.
La reforma de la Iglesia que comenzó desde el inicio de su pontificado no un “mérito suyo”, sino una respuesta a las peticiones que realizaron los cardenales al próximo obispo de Roma tras la renuncia de Benedicto XVI. “Creo que la Iglesia está cambiando”, destacó el Papa, para comentar más adelante que “lo que está en crisis son modalidades que forman la Iglesia que tienen que caer”, como las “estructuras de corte”. El Estado de la Ciudad del Vaticano es “la última corte europea de una monarquía absoluta. La última. Las demás ya son monarquías constitucionales, la corte se diluye, todavía acá hay estructuras de corte que es lo que tiene que caer”.
Francisco afrontó sin rodeos el más grave problema de su pontificado: la pederastia eclesial. Reconoció que se equivocó en un principio al juzgar el escándalo que se vivía en Chile y dejó bien claro que la Iglesia “tiene que castigar, tiene que poner penas serias”. También defendió la presunción de inocencia de los acusados y criticó el ensañamiento mediático en algunos episodios, como el caso de los ‘Romanones’ en España.
“El daño que ha hecho la prensa española ahí. No la prensa española, un grupito de prensa española. Y fueron declarados inocentes. ¿Quién rescata a esos hombres ahora? Uno ya pidió la reducción a estado laical porque quedó destruido psicológicamente. Yo ahí ataco los prejuicios, el juicio mediático con fuerza”, lamentó.
Alazraki le preguntó abiertamente sobre las acusaciones por presuntos abusos sexuales cometidos por el obispo argentino Gustavo Óscar Zanchetta, al que Francisco ofreció un cargo en la Curia romana después de verse implicado ya en un escándalo. Bergoglió explicó que en un primer proceso Zanchetta “se defendió bien” y que ahora mismo tiene un juicio abierto en la Congregación para la Doctrina de la Fe.