La presentación del libro último libro de Ediciones HOAC No os dejéis robar la dignidad. Francisco y el Trabajo, de Abraham Canales, reunió el 30 de mayo, en Madrid, a líderes sindicales y eclesiales en torno a una mesa redonda dispuesta para el diálogo entre ámbitos donde todavía pesan grandes incomprensiones.
Estaban presentes, además del autor, responsable de publicaciones de la HOAC y director de Noticias Obreras y ¡Tú!, el obispo emérito de Ciudad Real e histórico responsable de la Pastoral Obrera de la CEE, Antonio Algora, el vicario para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación de la diócesis de Madrid, José Luis Segovia (en sustitución del cardenal Osoro, que finalmente excusó su presencia); el secretario de Participación Institucional de CCOO, Paco Carbonero; y el secretario general de USO, Joaquín Pérez; y la responsable de Difusión de la HOAC, Teresa García, que se encargó de la moderación.
Abraham Canales confesó que su presencia en el Vaticano en los encuentros con los movimientos populares de trabajadores pobres y con los sindicatos le amplió la mirada sobre el pontificado del papa Francisco, hasta llegar a descubrir que una de sus claves es el Evangelio del Trabajo. De ahí surgió la idea de compilar los principales mensajes dedicados al trabajo del papa Francisco, debidamente contextualizados y comentados para descubrir sus constantes, sus novedades, su acción pastoral y sus propuestas.
José Luis Segovia, que empezó diciendo que “a este Papa se le entiende todo”, alabó el título de la obra. “La dignidad del trabajo no se ha diluido, sino que ha habido un robo y donde hay robo hay ladrones”. “El sistema actual está desprotegiendo deliberadamente el trabajo y la tierra, dejando grandes heridas, mientras que sobreprotege al capital y conocimiento, la propiedad inmaterial que, como señaló Benedicto XV, es clave para el desarrollo”, añadió
La insistencia de Francisco en torno al Evangelio del Trabajo, al menos en Madrid, admitía el vicario, está llevando a superar prejuicios, a salir del trabajo departamental para entender la transversalidad que tiene el trabajo en todas las áreas pastorales. Y citó como ejemplos prácticos las escuelas itinerantes de Doctrina Social de la Iglesia por vicarías y la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente. “Estamos superando visiones cerradas, incorporando elementos transversales”.
Antonio Algora, por su parte, destacó que lo nuevo de este Papa no está en su doctrina o pensamiento, sino en su forma de expresarla y en ponerla en práctica. “Lo que dice el Papa es novedoso en su forma, porque enlaza con lo que hace la Doctrina Social de la Iglesia en la historia humana, que no es sino la experiencia militante de los testigos que comprometidos con el mundo del trabajo”.
Como responsable de la Pastoral Obrera, explicó que “trabajamos para una nueva forma de ser y de vivir en el mundo del trabajo” y que el pensamiento social de Francisco va calando como “lluvia fina en una Iglesia como la nuestra, muy poliédrica”. Desde su departamento, a punto de cumplir 25 años de existencia, el magisterio de Francisco, observa, “está confirmando y reforzando la tarea que llevamos tanto tiempo realizando y aportando nuevos horizontes”. Al tiempo, nota que “va calado la experiencia de un sistema que no satisface y produce mucha frustración”.
“No olvidemos que se trata de un Papa argentino que está sacudiendo el hemisferio norte. Aquí hablamos de un andamio socioeconómico y laboral que tiene grandes agujeros por los que caen mucha gente, pero en la mayoría del mundo no existe ni ese andamio. El Papa plantea una mirada universal en la que incluye a los trabajadores explotados, pobres, precarios, informales”, apuntó Ágora.
Paco Carbonero resaltó la importancia de que alguien como el papa Francisco muestre constantemente “su preocupación por la transformación del mundo del trabajo y la orientación de la globalización económica”. Matizó, además, que “no se debe olvidar que decía todo esto cuando estábamos en una crisis financiera que hacía y ha dejado grandes estragos”. Admitió que, para su sindicato, “es importante que esté insistiendo en dar prioridad a las personas, en defender la dignidad y promover la justicia social, con lo que siempre vamos a estar de acuerdo”.
Joaquín Pérez coincidió en subrayar la trascendencia de que un líder como Francisco esté preocupado por el trabajo, hable con las organizaciones sindicales e invite a mirar a los trabajadores pobres y precarios. “Desde nuestro sindicato compartimos las tres tentaciones a las que se refiere el Papa -corporativismo, corrupción y olvido de la función cultural educadora– y vamos todavía más allá, porque somos conscientes de que, ante la alta temporalidad, el miedo y la precariedad, tenemos dificultades para encontrar las respuestas adecuadas a este tiempo”.
“Ha habido liderazgos muy caciquiles en los sindicatos, nos ha faltado coraje, nos ha faltado ese espíritu de imprudencia, ese partirnos la cara por los que peor lo están pasando”, añadió Pérez, quien alabó el gesto del limosnero del Papa, el cardenal Krajewski, que hace unos días devolvió por su cuenta y riesgo la luz a unas 450 personas –la mayoría sin techo o migrantes– de un edificio ocupado de Roma.
José Luis Segovia habló también de la necesaria “ejemplaridad” de las instituciones para acabar con las incomprensiones y recelos. “No basta la mediocridad en la Iglesia, ni en los sindicatos, ni en la política, hay que ser excelentemente ejemplares para devolver la confianza en las instituciones y en la vida pública”.
Para que en España sea posible tender puente y abrir procesos de diálogos fructíferos, como planteó la moderadora Teresa García, Segovia empezó remarcando que “si hay una causa capaz de integrarnos hoy a todos es la lucha por la dignificación y contra la precarización del trabajo”. “No hay que hacer esfuerzo alguno”, puesto que es un problema, cada vez más transversal, con unas clases medias “crecientemente precarizadas”. Los allí presentes coincidieron en que deben dejar a un lado prejuicios y sectarismos para dar esta lucha, junto a otros actores de la sociedad civil. “Debemos abandonar las banderías y abrazar las causas”, sintetizó Segovia.