Novedosa presentación de la Memoria anual de actividades de la Iglesia en España, que da el salto de la mera rueda de prensa, como acostumbraba, a un modelo en donde se combina la presentación de datos con testimonios de quienes protagonizan el día día de la Iglesia, a veces de manera muy callada, pero muy “rentable espiritual y socialmente”, como se puso de manifiesto.
Así, además de un sinfín de datos, esta mañana desfilaron por la pantalla gigante del remozado Auditorio Ángel Herrera, de la Fundación Pablo VI, en Madrid, vídeos testimoniales de representantes de CONFER, de Escuelas Católicas, de Cáritas, de ecónomos diocesanos, párrocos, voluntarios, padres que eligen colegios católicos para sus hijos… para certificar que detrás de esos números “había personas”.
Y los datos, presentados por Fernando Giménez Barriocanal, vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal, y Ester Martín, directora de la Oficina de Transparencia, y auditados por PwC, hablan de una ingente labor no siempre reconocida, que reporta “un beneficio social y una rentabilidad social”, pues “el impacto económico derivado de la actividad de las diócesis, parroquias y Cáritas es de 1.386 millones de euros, lo que supone 5 veces más en relación a lo aportado por la asignación tributaria” (266 millones en el último ejercicio cerrado).
De esta manera, las cuentas de la Iglesia certifican que de cara euro que las diócesis reciben a través del IRPF, se multiplica por 2,5 en su retorno a la sociedad. Es más, según los datos, los 500 millones de euros que las instancias eclesiales en España dedican a la actividad asistencial en sus múltiples facetas, pondrían la labor de la Iglesia “por delante de la tercera autonomía de más peso en el ránking”.
A eso hay que añadir el ahorro cuantificado que los 2.452 centros católicos concertados le ahorrarían al Estado y que, según se afirmó, “es cada vez es mayor”, “fue en 2017 de 3.324 millones, 765 millones ahorrados más que en el anterior ejercicio, siempre de acuerdo con los datos ofrecidos por el Ministerio de Educación”, una estimación que se hacen comparando el coste que tiene una plaza de un alumno de la concertada con la de un alumno en la escuela pública.
Pero aun hay más, según la prolija memoria. Y es que “el impacto global estimado de los bienes de interés cultural y de las fiestas religiosas equivale a más 3% del PIB de España”, señaló Barriocanal, “lo cual es una auténtica barbaridad”, apostilló el vicesecretario.
Igualmente apabullante es el repaso a la actividad asistencia y caritativa de la Iglesia en España, que da cuenta de 61 nuevos centros asistenciales (3.834 más que en 2010, con un incremento del 72%), hasta alcanzar la cifra total de 8.052 centros de este tipo, con un total de 2.834.035 beneficiarios, cifra que asciende hasta los 4.379.554 beneficiarios si se incluyen los centros sociales, sanitarios y caritativo-asistenciales, con lo que serían 9.171 centros.
Entre estos centros, hay 100 destinados a la mujer y víctimas de violencia (20.731 beneficiarias), 165 para inmigrantes y refugiados (120.925), 92 centros para drogodependientes (43.259 beneficiarios), 287 consultorios para familias y embarazadas (72.289 beneficiarios) o 384 centros para promover el trabajo (121.401 beneficiarios).
Parte de esta muy destacada labor se debe al dinero procedente de la asignación del 0,7% del IRPF a través de la casilla de la renta, que, con 266 millones, también se ha incrementado, pues en el último ejercicio fiscal 2017 (campaña 2018), tanto el aumento en el número de declaraciones a favor de la Iglesia (51.658 más) como el importe total asignado a este fin aumentaron a un ritmo que, según apuntaron los presentadores, “se acelera”, pasando de un aumento del 2,82% en 2016, a un 4,4% más en la última declaración de la renta.
Pero esta “no es la principal vía de financiación de la Iglesia en España”, subrayaron, pues “para las diócesis españolas, el dinero de la X supone de media únicamente una cuarta parte de los ingresos recibidos. Cada una de ellas completa sus ingresos, entre otras fuentes, con aportaciones directas de los fieles (35%) o ingresos por patrimonio (13%)”.