A este especialista en la formación de los profesores de Religión no le preocupa que descienda el número de alumnos que optan por esa asignatura e, incluso, cree que aún podría bajar más “y no ser un problema”. Lo que a Carlos Esteban Garcés, director del Área de Ciencias de la Religión en La Salle Campus Madrid, le preocupa es conseguir que esta materia “sea un espacio educativo de encuentro y diálogo de cada alumno”.
PREGUNTA.- Durante el curso 2018-2019, el 61,99% del alumnado optó por la asignatura de Religión, el porcentaje más bajo desde que se realizan estas estadísticas. ¿Por qué este descenso?
RESPUESTA.- No creo que deban valorarse como bajas estas cifras; al contrario, es un porcentaje muy significativo. El que dos terceras partes del alumnado elijan libremente la clase de Religión es una mayoría más que absoluta. Hay que valorar estos datos en un contexto de pluralidad, en un tiempo de malestar religioso y de cierto desprestigio institucional de la Iglesia, y no faltan las presiones mediáticas desfavorables. En este marco, los datos son muy positivos y hay que valorar en mayor medida el buen trabajo de los profesores que lo hacen posible y a las familias o alumnos que lo eligen.
P.- ¿Y cómo explica que el acento se ponga en el descenso?
R.- Quizás pervive una imagen de cuando el porcentaje era del cien por cien, como hace 50 o 60 años. O se busque poner el acento en lo negativo. Pero creo que ese descenso porcentual obedece solo a la adecuación del cien por cien de la dictadura a cifras más acordes con la pluralidad y la democracia. Creo, incluso, que podrían bajar más y no ser un problema. En tiempos de diversidad, debemos aprender a decrecer, sin nostalgias de otros tiempos.
P.- ¿Entonces, no se puede dar la vuelta a estas cifras?
R.- No hay que darles la vuelta, son resultado de decisiones personales, tienen mucho valor. El trabajo está en ensanchar el modo de entender la enseñanza de la religión, en contenidos y métodos, para que cada vez se sientan más cómodos todos los alumnos. Hay que abrir puertas y ventanas para que la clase de Religión sea un espacio educativo de encuentro, de diálogo, de crecimiento, de empoderamiento de cada alumno. Hay que redirigir la clase de Religión a toda la ciudadanía, superar la idea de que es para los católicos.