Europa

El Papa, a rumanos y húngaros: “No os dejéis robar la fraternidad”





Ni la lluvia ni la niebla impidieron que 80.000 personas abarrotaran hoy la explanada del santuario mariano de Sumuleu-Ciuc, popular por la multitudinaria peregrinación anual que acoge en el fin de semana de Pentecostés. Esto le convierte en el primer lugar de peregrinación católico en el sureste de Europa. Y todo, para escuchar al primer Pontífice que se ha desplazado a la región de Transilvania, dentro de su viaje de tres días a Rumanía.



Desde allí, Francisco imploró a María que ayude a rumanos y húngaros a “tejer el futuro juntos”. “Madre enséñanos a hilvanar el futuro”, rezó en voz alta el Papa, a la vez que reivindicó la necesidad de un “trabajo artesanal” para poder construir una fraternidad real. “Caminemos y caminemos juntos dejando que sea el Evangelio la levadura que lo impregne todo y regale a nuestros pueblos la alegría de la salvación”, añadió en el populoso santuario donde presidió hoy la eucaristía en la festividad de María Madre de la Iglesia.

Guiño a los magiares

Y es que, este lugar al pie de los Cárpatos se convirtió en icono de la resistencia de los católicos frente al avance del protestantismo precisamente en una batalla que tuvo lugar el día de Pentecostés en 1567, que concluyó en una victoria que fue atribuida a la Virgen.

Pero, sobre todo, se trata de una región que atraviesa una situación tensa en materia política. Y es que en esta zona de Transilvania se calcula que viven unos 600.000 húngaros. No hay que olvidar que tras el fin del Imperio Austrohúngaro tras la I Guerra Mundial, unos dos millones de magiares se repartieron por diferentes países. De hecho, Rumanía amputó a Hungría dos terceras partes de este territorio, lo que explica la singularidad de este territorio.

El Papa Francisco,durante la eucaristía en el santuario de Sumuleu Ciuc (Rumanía)/EFE

Desde entonces, Bucarest reconoce los derechos culturales de la minoría húngara que vive en la zona, pero se niega a ceder en las aspiraciones autonomistas más radicales. De ahí que junto a las autoridades rumanas, en la misa se hiciera presente el presidente húngaro Janos Ader, si bien el primer ministro Viktor Orbán decidió no asistir, a pesar de la más que significativa inversión económica hecha en la región.

Diálogo, unidad y fraternidad

El contexto sociopolítico ha hecho que el viaje del Papa haya sido interpretado por algunos precisamente como un reconocimiento a la identidad húngara. De hecho, el Evangelio se proclamó en húngaro y después de que el Papa pronunciara la homilía en italiano, fue leía también en rumano y húngaro. Pero precisamente, en una referencia directa a las heridas abiertas en el pueblo rumano y húngaro, el Papa recordó cómo el santuario de Sumuleu-Ciuc honra de forma conjunta las tradiciones religiosas rumanas y húngaras, en la que participan también fieles de otras confesiones, y es un símbolo de diálogo, unidad y fraternidad”.

Por eso, llamó a unos y a otros: “No nos dejemos robar la fraternidad por las voces y las heridas que alimentan la división y fragmentación”. A partir de ahí, expresó que “los complejos y tristes acontecimientos del pasado no se deben olvidar o negar, pero tampoco pueden constituir un obstáculo o un motivo para impedir una anhelada convivencia fraterna”.

Acabar con reconocer y desconfianzas

A partir de ahí, Francisco instó a los peregrinos presentes a “transformar viejos y actuales rencores y desconfianzas en nuevas oportunidades para la comunión”. Para ello, Francisco les invitó a ¡desinstalarse de nuestras seguridades y comodidades en la búsqueda de una nueva tierra que el Señor nos quiere regalar”.

“Peregrinar -insistió el Papa- es el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de no tener miedo a mezclarnos, encontrarnos y ayudarnos”. A renglón seguido, el primer Pontífice argentino de la historia, subrayó que “peregrinar es participar de esa marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, caravana siempre solidaria para construir la historia”.

Miles de peregrinos desafiaron a la lluvia para celebrar la eucaristía con el Papa/EFE

De esta manera, Francisco llamó a los rumanos a impulsar “la solidaridad, la fraternidad, el deseo de bien, de verdad y justicia” que nace de Jesús. “Es el compromiso de luchar para que los rezagados de ayer, sean los protagonistas del mañana, y los protagonistas de hoy no se vuelvan los rezagados del mañana”.

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