América

El cura que no comulga con los obispos venezolanos

  • Numa Molina es, en términos políticos, afín al chavismo y en extremo distante a la jerarquía de la Iglesia
  • Vida Nueva conversó con el controversial sacerdote que expone su mirada sobre la crisis del país





Precisamente de todo hay en la viña del Señor y el nombre de Numa Molina, quizá en el exterior es poco conocido, pero en Venezuela significa para muchos tal vez el último sacerdote jesuita que defiende a capa y espada al líder chavista Nicolás Maduro. De una posición diametralmente opuesta a la de la Conferencia Episcopal, el cura ha sido protagonista de episodios controversiales como su ‘bendición’ a la cuestionadamente elegida Asamblea Nacional Constituyente o su participación en espacios televisivos afines al chavismo.

En Venezuela el juego está trancado, han llegado a un punto donde se pudiera decir que están en tablas. Tras la última negociación en Noruega, ninguna de las dos partes cedió en sus peticiones, a sabiendas que en varias oportunidades, el propio Nicolás Maduro y sus representantes han aprovechado estos espacios de diálogo para correr la arruga de una crisis que cada día se les escapa de las manos. Eso lo sabe Numa.

Vida Nueva conversó con el irreverente presbítero para tratar de comprender esa otra mirada de una crisis que afecta a todos por igual, pues debajo de la sotana también hay hombres de carne y hueso que asumen posiciones políticas. La historia se encargará de dar la razón a quienes corresponda.

Obispos alejados de la realidad

Molina además de jesuita es periodista. Desde 1997 ingresó a la Compañía de Jesús y dos años más tarde hizo votos. Se define a sí mismo como un enamorado de las luchas de los pueblos y ciudadano del mundo. En el gobierno del fallecido Hugo Chávez fue capellán, es reconocido por su trabajo social y durante 9 años fue párroco de la iglesia San Francisco en Caracas. Actualmente se dedica a la pastoral de barrios.

Aún mantiene su postura disidente frente a la jerarquía de la Iglesia venezolana, pues considera que los obispos “hacen una lectura de la realidad  también  desde los escritorios, desde las páginas web o las redes sociales”, pues “su preocupación más evidente es la de mantener sus cuotas de poder desde cargos jerárquicos”.

“Salvo contadas excepciones, no asoma entre los obispos y sacerdotes un proyecto pastoral de inserción en el mundo popular que no se identifique con parcialidades políticas y que opte por la promoción de la familia, los jóvenes, la niñez”, ha expresado.

Oposición entreguista y altos funcionarios corruptos

“Como seguidor de Jesús de Nazaret considero que ha habido una indolencia frente al pueblo desde diversos sectores”, ha dicho.

Por una parte acusa a la oposición liderada por Juan Guaidó de entreguista: “no les importa crear condiciones desde dentro para que Estados Unidos invada la nación, no piensan en el desgarramiento que ello puede causar a los más humildes y a los más vulnerables”, aunque “no es toda la oposición, es una porción si se quiere muy pequeña pero que ha hecho mucho daño al país”, aclara.

En cuanto al chavismo ha manifestado que hay funcionarios burócratas del alto gobierno que son indolentes y “se han aprovechado para lucrarse, para hacer la más perversa corrupción robándose cuantiosas sumas de dinero que ahora las necesita en pueblo”.

Además estos funcionarios de alto rango –sin especificar quienes– “solo les importa simular ante la opinión pública que todo marcha bien”: “En medio de la crisis que vive el pueblo siguen en sus burbujas de cristal resolviendo todo con acciones de escritorio y sin impactar de modo positivo en el pueblo”.

Su mensaje a Francisco

En febrero de 2017 visitó al papa Francisco en el Vaticano. Es harto conocida la preocupación de Francisco por Venezuela, más allá de las posturas políticas ha sido muy abierto al diálogo como vía para evitar derramamiento de sangre. Molina, en la actual circunstancia, tras dos años de este encuentro le dice hoy al Sumo Pontífice que “siga apostando por el diálogo social y la reconciliación pero con justicia”.

“No se puede alcanzar una paz duradera si no hay justicia y la paz cristiana requiere que los actores políticos del bando que sean estén claros optando por la justicia en lo que a cada uno corresponde para poder que acontezca la paz cristiana”, agrega.

No pida la invasión

Desde el pasado 5 de enero, Juan Guaidó, de ser un diputado suplente del partido Voluntad Popular, pasó a convertirse en el presidente de la Asamblea Nacional y presidente interino de Venezuela, reconocido por más de 60 países en el mundo. Por supuesto, Molina es su automático adversario.

Al ser consultado, sobre qué le diría al joven dirigente, el sacerdote ha sido claro: “no le cause más sufrimiento a nuestro pueblo si realmente se siente venezolano, que ya no siga ofreciendo su país para que nos bloqueen,  nos invadan y nos ocupe el imperio norteamericano, como si esto fuera tierra de nadie”.

También le ha pedido hacer “oposición de altura, nacionalista, la necesitamos, es urgente pero una oposición con autoridad moral capaz de apostar por la patria y rechazar todo aquello que mancille la soberanía nacional. Una oposición con un concepto de país que sea creíble. Si así lo hicieran serían exitosos”.

No se escucha a los grandes economistas

El padre Numa es también de los que defiende la tesis de guerra económica y bloqueo por parte de los EEUU, sin embargo el gobierno chavista ostenta 19 de las 23 gobernaciones, más de 300 alcaldías, cuenta con el Tribunal Supremo, la Fiscalía, la Fuerza Armada, empresas estratégicas como la petrolera, la electricidad y la siderúrgica, aún así no ha habido respuesta a los venezolanos.

Ante esto responde que “los problemas que siguen agudizándose son fundamentalmente de origen económico. A nivel del manejo de la macroeconomía es necesario abordarlos con los más capaces y los más honestos”.

“No creo que se haya aprovechado la pericia de grandes economistas que además están comprometidos con el proceso bolivariano y están hace rato dando señales de lo que hay que hacer pero no los escuchan”, por fin admite.

Ministros incompetentes

Son de las pocas cosas que critica a Maduro. Sin ningún tipo de ambages –aunque esto suene estridente para los sectores radicales del chavismo– no es un secreto a voces que los supuestos cambios de ministros realizados por Maduro empeoran la situación, porque “hasta el mismo pueblo sostiene que entre ellos hay algunos incompetentes para ser exitosos en la labor de gobierno”.

Por otra parte, ha considerado que el gobierno ha sido más de las veces blandengue, a su juicio  “el no aplicar las leyes sin contemplación cuando las circunstancias lo ameritan” ha traído serias consecuencias. “Ejemplo ante la inflación descomunal producto de una anarquía donde hace falta aplicar las leyes sin contemplaciones”, apunta.

Cáritas gana credibilidad

Si bien no comulga ideológicamente con los obispos, ha hecho un panegírico de la labor de Cáritas especialmente en favor de la niñez. “Es una labor discreta y no mediática. Se han mantenido muy al margen de la situación país y ello les gana credibilidad a la hora de tomar partido. La caridad cristiana es discreta y este equipo a nivel de Venezuela pienso que hacen una labor callada”, ha mencionado al respecto.

En referencia a una posible salida de la actual crisis, ha propuesto como mecanismos una lucha frontal contra la corrupción y el burocratismo, en primera instancia, al mismo tiempo ha solicitado –en la misma línea oficial– suspender el bloqueo económico por parte de EEUU.

“Estados Unidos cree que por la vía del bloqueo va a resolver la situación, lo que está es matando al pueblo. Ya lo que ha ocurrido entra perfectamente dentro de lo que se puede catalogar como crimen de lesa humanidad”, señala.

Nos espera una guerra civil

Por ahora el controversial sacerdote no tiene planteada una eventual transición, en ello es inamovible: “Aquí hubo elecciones el 20 de mayo de 2018, adelantadas porque así lo pidió la oposición en Santo Domingo. Fue un proceso auditado, libre y transparente, con observación internacional así que aquí un eventual cambio de gobierno sería para el 2025 como lo prevé la Constitución”.

Todo ello pese a los severos cuestionamientos de la elección de mayo. Al contrario achaca los problemas a la insensatez de la oposición que presiona tal cambio y de seguir esa ruta “lo que nos espera es una guerra civil por alteración de la norma constitucional, de eso está muy clara la mayoría del pueblo venezolano”.

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