El secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, está convencido de que el abad del Valle de los Caídos, “aceptará lo que diga el Tribunal Supremo” en relación a la exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos.
Sobre la decisión de paralizar la iniciativa del Gobierno del PSOE, simplemente apuntó que la Iglesia madrileña, el Episcopado y la Santa Sede siempre han apostado por “la búsqueda de acuerdo entre la familia y el Gobierno que nos llama a la superación de un conflicto, de la Republica, la Guerra y la Dictadura”. Desde ahí, apeló a “buscar más allá de la dialéctica de los contrarios para buscar un tercero reconciliador que nos ayude a mirar hacia adelante. Lamento que a no ser posible el acuerdo, haya que ponerse en manos de los tribunales”.
Así lo aseguró durante el desayuno informativo del Fórum Europa celebrado en el Casino Gran Círculo de Madrid. Presentado por el presidente de Cáritas, Manuel Bretón, Argüello mostró su “confianza” de que el Papa venga a España. “Sería una inmensa alegría”, expresó consciente de la posibilidad de que venga con motivo del Año Santo de Compostela o del centenario ignaciano. En este sentido, explicó que el Papa está haciendo una opción personal por viajar a países de periferia.
Tampoco evitó la cuestión catalana. Argüello aseveró que la Iglesia “no tiene como horizonte las banderas”. Eso sí, defendió que “antes de hablar de las relaciones con el resto de España están la situación interna que viven los catalanes”. Aquí apeló a “salir de la dialéctica de los contrarios para valorar el patrimonio común y la historia compartida”, y presentó a la Iglesia como entidad dispuesta a ser puente.
Una vez más, Argüello aclaró que hoy por hoy no existe un “concordato” sino un acuerdo Iglesia-Estado constitucional: “Siempre que hay un acuerdo entre dos partes, se puede revisar. Nosotros consideramos que hoy por hoy es valioso. La experiencia de la Iglesia con el Estado y la sociedad española nos parece valiosa. Pero el interlocutor no es la Conferencia Episcopal sino la Santa Sede”, recordó.
Sobre los pactos abiertos en materia política en todo el país llamó a los partidos a “salir de la dialéctica de los contrarios”. “La sociedad somos todos, los que ganas y pierden. Hago un llamamiento a que los políticos miren por el bien común, con una perspectiva mayor –a medio y largo plazo– que los cuatro años, que es un horizonte pequeñito y parcial”, comentó.
Preguntado por el aborto y la eutanasia, expuso que la Iglesia afirma “con radicalidad la dignidad de la vida humana, aún pareciendo una posición dura porque en la cultura dominante se prefiere no nacer a nacer para sufrir”. En este sentido apeló a no dejarse llevar por el “emotivismo”. Porque “defender la vida no es medieval. No estoy hablando de llevar a la gente a la cárcel. La muerte no es la solución de los problemas”, añadió.
El también obispo auxiliar de Valladolid abanderó un llamamiento a los poderes públicos para promover un pacto social que haga posible “no solo un Estado del bienestar sino una sociedad de los cuidados”.
Con referencias constantes a la Doctrina Social de la Iglesia que le llevó a defender la vida en todos sus estados y condiciones, expuso cómo la Iglesia es consciente de la “transformación del Estado del Bienestar” en materia educativa, sanitaria, de servicios sociales… “Ahí se manifiesta quienes somos y para quien actuamos”, añadió, subrayando que la Memoria de actividades que en estos días da a conocer la Iglesia “no busca hablar de números sino a explicar quiénes están detrás de esas manos y fondos que trabajan por la Iglesia y a la vez actúa en nosotros para poder ser lo que somos”.
“A través de las actividades mostramos nuestro rostro que cree en la persona, en el amor”, completó, a la vez que pidió a los presentes marcar tanto la X de la Iglesia como la de fines sociales.
Argüello también reivindicó el lugar del domingo en medio de la sociedad, como día en el que la Iglesia celebra la eucaristía, pero también el lugar donde salen los donativos, pero también “donde se pone el amor nuevo de Jesucristo en tanto hospitales y centros penitenciarios”.
“Tenemos la preocupación de cómo ser Iglesia en el siglo XXI y llegar a las nuevas generaciones, cómo ser hoy una minoría cultural”, comentó el secretario general del Episcopado. Precisamente, en relación a la disminución de bautismos y matrimonios, sostuvo que es “socialmente preocupante”. En sentido, vaticinó que “seguramente en números, en los próximos años nuestra Memoria de actividades adelgace”.
Preguntado por la lacra de los abusos y su relación con la muerte del obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, responsable de la comisión antepederastia del Episcopado: “Murió de un infarto, pero no me parece que se pueda ir más allá de recordarle y de que nos mire con una sonrisa desde la vida eterna”, señaló.
En esta materia, comentó que todavía no se ha recibido la autorización de la Santa Sede para aprobar un decreto general de obligado cumplimiento para los obispos españoles en materia de lucha contra los abusos.
Sobre la ausencia de autoridades públicas en el centenario de la Consagración del Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles que se celebrará a final de mes, dijo que, teniendo en cuenta el agitante contexto sociopolítico, “pensamos que el significado que se le da a la Consagración de España y Reinado de Cristo, pasa más por que lo celebremos los españoles que nos consagramos a ser discípulos misioneros y del bien común”. A renglón seguido, reconoció cómo en este caso resulta positiva “la separación de la Iglesia-Estado porque es un acto genuinamente eclesial y respetamos la decisión de la Casa Real de no hacerse presente. Todo está pensado desde vivir la normalidad de las relaciones y la acogida mutua”.
Cuestionado por el sacerdocio femenino, admitió que “es difícil poder entender cuando la Iglesia dice que la representación sacramental de Jesucristo está reservada a los varones si no nos planteamos el significado de la diferencia sexual. Querido amigos: es necesario volver a hablar de sexo”. Al hilo de este tema, remarcó que “la presencia de la mujer en la Iglesia es mayoritaria y su responsabilidad es creciente q la hora de ser ministros de la palabra y como ministras extraordinarias de la comunión”.
Sobre el celibato, aclaró que a los obispos españoles no les llegan peticiones “masivas” para que haya sacerdotes casados. “Hoy es singularmente importante que la Iglesia mantenga el vínculo entre el amor célibe y el ministerio ordenado”, concluyó.