“La Comunidad de Taizé es la primera en adoptar este enfoque proactivo en aras de la verdad. El hermano Alois Löser podría contentarse con informar a la justicia, pero nada le obliga a hablar de ello públicamente”. Así se expresa la presidenta de la Conferencia de Religiosas de Francia (CORREF), Véronique Margron, al ser preguntada por La Croix sobre los cinco delitos de abusos denunciados ayer ante la fiscalía de Francia por el prior de Taizé.
La religiosa dominica fue consultada por la comunidad ecuménica sobre cómo proceder. “Si eligen hacerlo público significa que se toman muy en serio la palabra de las víctimas. Y lo hacen por respeto y sentido de responsabilidad con las decenas de miles de jóvenes que reciben cada año. Para poderles mirar a los ojos. Lo que hacen es lo que debería ser normal, pero, por desgracia, no siempre es así”, reflexiona.
En relación a la credibilidad de una comunidad admirada por los jóvenes, Margron considera que no hay nada que temer. “Al contrario, creo que este enfoque basado en contar la verdad contribuye a su credibilidad y fortalece la confianza”, indica. Y es que “ser confiable es ser responsable, reconocer que uno lleva una parte de los pecados e incluso delitos, sin tratar de reconstruir la realidad a su favor”.
“La teología debe llevar la presencia de Dios a los acontecimientos del mundo. El papa Francisco ha definido un nuevo paradigma: hacer teología a partir de la realidad viva, con todas sus dificultades y oportunidades. Ya no, como se hizo antes, a partir del texto para llegar al contexto. Así, la teología no permanece cerrada en las aulas universitarias, sino que trata de responder a los problemas actuales de la sociedad”. De esta manera se expresa en Vatican News el nuevo presidente de la Academia Pontificia de Teología, Ignazio Sanna, nombrado esta semana.
Respecto a los desafíos que tiene por delante, el arzobispo emérito de Oristano nombra dos. El primero, en el campo filosófico: “Hacer que las personas entiendan que dentro de una sociedad pluralista como la nuestra existe la necesidad de encontrar un fundamento metafísico de la verdad, de lo contrario no iremos a ninguna parte”. El segundo, en el campo científico: “Debemos defender la perspectiva cristiana del hombre creado a imagen y semejanza de Dios”.
También se refiere al ecumenismo y al diálogo interreligioso. “Como el Papa ha dicho repetidamente, debe ponerse en marcha un ecumenismo básico. Se deben encontrar formas para caminar juntos, puntos de interés común”, indica. Por otro lado, “en lo que respecta al diálogo interreligioso, solo digo una cosa: no podemos vivir la fe de manera competitiva o conflictiva. El diálogo y la colaboración son necesarios”.
“No tengan miedo de ser protagonistas en la transformación del sistema judicial basado en el valor, en la justicia y en la primacía de la dignidad de la persona sobre cualquier otro tipo de interés o justificación”. Así lo expresó el papa Francisco al término de la Cumbre de Jueces Panamericanos sobre Derechos Sociales y Doctrina Franciscana, celebrada del 3 al 4 de junio por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales en la Casina Pío IV del Vaticano.
Durante su discurso, el Papa agradeció a los magistrados su “noble y pesada” misión de “ayudar a que los Estados no renuncien a su más excelsa y primaria función: hacerse cargo del bien común de su pueblo”. “Nos toca vivir una etapa histórica de cambios en donde se pone en juego el alma de nuestros pueblos. Un tiempo de crisis –de peligros y oportunidades– en la que se verifica una paradoja: por un lado, un fenomenal desarrollo normativo, por otro, un deterioro en el goce efectivo de los derechos consagrados globalmente”, añadió Francisco.
Al mismo tiempo, manifestó su preocupación “ante las voces que se levantan, especialmente de algunos ‘doctrinarios’, que tratan de ‘explicar’ que los derechos sociales son ‘viejos’, están pasados de moda y no tienen nada que aportar a nuestras sociedades”. Y agregó: “La injusticia y la falta de oportunidades tangibles y concretas detrás de tanto análisis incapaz de ponerse en los pies del otro –y no digo zapatos, porque en muchos casos esas personas no tienen–, es también una forma de generar violencia: silenciosa, pero violencia al fin”.