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Un obispo de Estados Unidos prohibe la comunión a políticos católicos por respaldar la ley del aborto

  • Thomas Paproki, obispo de Springfield y propulsor del decreto, señala que solo podrán volver a acceder a la comunión si “se arrepienten”
  • “Ante esta decisión algunos señalarán los propios errores de la Iglesia con respecto al abuso de niños”





Thomas Paprocki, obispo de Springfield (Illinois), ha hecho público un decreto en el que prohíbe la comunión a los miembros católicos del Senado estatal y de la Cámara de representantes que votaron de forma positiva a la nueva ley del aborto, aprobada el pasado 28 de mayo por este organismo. Además, Paprocki cita a dos políticos en su comunicado: al presidente del Senado de Illinois, John Cullerton, y al presidente de la Cámara, Michael J. Madigan, a quienes acusa directamente de haber “facilitado la aprobación de la Ley” y de haber “persistido obstinadamente en promover el abominable crimen y el grave pecado del aborto”.

Por otra parte, el prelado señala que estos políticos “solo pueden ser readmitidos en la Santa Comunión después de haberse arrepentido de estos pecados graves y haber hecho una reparación adecuada por los daños y escándalos, o al menos prometer seriamente hacerlo”. Asimismo, exhorta a los sacerdotes y diáconos de la diócesis a no dar la comunión a estos políticos en sus parroquias hasta que no cumplan estos requisitos.

Y es que, esta nueva legislación ya es conocida como “la más liberal” de todo Estados Unidos, ya que reconoce el aborto como “un derecho fundamental en el que el Estado no debe intervenir”. Es decir, se eliminan las regulaciones sobre las clínicas abortivas que existían hasta el momento, así como los plazos de espera necesarios para tomar la decisión. Pero, además, se permite a personal no médico realizar las intervenciones y se elimina la prohibición de abortar en el último trimestre del embarazo.

“Un regalo de Dios”

En su declaración, el obispo ha señalado que puede “anticipar” que, al promulgar su decreto, “algunos señalarán los propios errores de la Iglesia con respecto al abuso de niños”. Pero, por este motivo, considera que “la misma ira justificable que sentimos por el abuso de niños inocentes debería provocar una protesta contra la legalización del asesinato de niños inocentes”, ya que “los fallos de la Iglesia no cambian la realidad objetiva de que el asesinato de un bebé indefenso es un acto absolutamente malvado”

“Es nuestra obligación, como sociedad, estar ahí para estas madres embarazadas, ayudarlas de cualquier manera posible y empoderarlas para tomar decisiones que afirmen la vida”, subraya, lo cual “incluye el apoyo continuo para la madre y su hijo después del nacimiento”. Además, el prelado considera que es necesario “reconocer que un niño en el útero no es un problema”, sino que “él o ella es un regalo de Dios”.

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