Cuatro años después de la publicación de la encíclica Laudato si’, el papa Francisco ve “signos de un aumento en la conciencia de la necesidad de cuidar nuestra casa común”, como “la adopción por muchas naciones de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas; la creciente inversión en recursos energéticos renovables y sostenibles; nuevos métodos de eficiencia energética; y una mayor sensibilidad, especialmente entre los jóvenes, en temas ecológicos”.
Sin embargo, “todavía hay una serie de desafíos y problemas”. Así se lo expuso esta mañana a los miembros de la Fundación Centesimus Annus – Pro Pontifice, en la audiencia que les concedió, a las 10:30 , con motivo de la Conferencia Internacional organizada en el Vaticano del 6 al 8 de junio sobre ‘La Doctrina Social de la Iglesia desde sus raíces hasta la era digital: cómo vivir Laudato si’’.
Y es que, según el autor de la primera encíclica ‘ecologista’ de la historia, “el progreso en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible fue, en varios casos, lento o incluso inexistente. El uso inadecuado de los recursos naturales y los modelos de desarrollo no inclusivo y sostenible continúan teniendo efectos negativos en la pobreza, el crecimiento y la justicia social; además, el bien común se pone en riesgo por actitudes de excesivo individualismo, consumismo y derroche”.
No desanimarse ante los desafíos
“Todo esto –añadió Francisco– dificulta la promoción de la solidaridad económica, ambiental y social y la sostenibilidad dentro de una economía más humana que considera no solo la satisfacción de los deseos inmediatos, sino también el bienestar de las generaciones futuras”.
Francisco, que invitó a no desanimarse “ante la enormidad de estos desafíos”, señaló que, ante ellos “la palabra ‘conversión’ asume una importancia particular en nuestra situación actual”, dado “lo que se necesita es precisamente una conversión, un ‘cambio de dirección’, es decir, una transformación de los corazones y las mentes”.
“El compromiso de superar problemas como el hambre y la inseguridad alimentaria, la incomodidad social y económica persistente, la degradación del ecosistema y la ‘cultura del desperdicio’, requiere una visión ética renovada, que sepa cómo poner a las personas en el centro, con el objetivo de no dejar a nadie”, reivindicó una vez más Bergoglio.
Cambiar el modelo de desarrollo
Por eso, aseguró que “el desarrollo de una ecología integral, por lo tanto, es tanto un llamado como un deber”, llamado “para redescubrir nuestra identidad como hijos e hijas de nuestro Padre celestial, creados a imagen de Dios y encargados de ser administradores de la tierra”, por lo que “la tarea que tenemos ante nosotros es cambiar el modelo de desarrollo global abriendo un nuevo diálogo sobre el futuro de nuestro planeta”.
Por ello, Francisco exhortó a los participantes en esta conferencia internacional a que “sus discusiones y sus esfuerzos den el fruto de contribuir a una transformación profunda en todos los niveles de nuestras sociedades contemporáneas: individuos, empresas, instituciones y políticas. Si bien esta tarea puede intimidarnos, lo aliento a no perder la esperanza”.