Antoine Hérouard, obispo auxiliar de Lille, ha sido enviado por Francisco como delegado apostólico a Lourdes. “El Papa desea acentuar la primacía espiritual sobre la tentación de subrayar demasiado el aspecto empresarial y financiero, y quiere promover cada vez más la devoción popular que es tradicional en los santuarios”. Con estas palabras explicaba Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, la decisión.
Tras ser nombrado, el prelado ya ha explicado en diversos medios el objetivo de su encargo. “Este invierno, Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, fue a Lourdes. Como resultado de su informe, el Papa quiso nombrar un delegado apostólico que pudiera, con una mirada externa, tomar medidas para asegurar que el santuario responda mejor a su misión espiritual de acoger a los peregrinos”, explicó a La Croix.
Hóiuard irá a Lourdes en los próximos días para definir su método de trabajo. “Comenzaré por escuchar a los diferentes actores: el rector, los capellanes, los líderes económicos y al obispo. Pero también consultaré a los peregrinos, así como a los líderes de peregrinación nacionales e internacionales. A partir de este trabajo y del informe del obispo Fisichella, será necesario definir las medidas a tomar”, indicó. Y añadió: “No creo que haya dificultades insuperables, es necesario trabajar para dar un impulso al espíritu general del santuario”.
Con respecto a la gestión económica del santuario, “obviamente es necesario equilibrar las cuentas. Pero ese no es el objetivo principal. La finalidad es siempre pastoral y espiritual. Es un equilibrio que hay que encontrar y reafirmar”, subrayó.
Preguntado por la Agencia SIR sobre un posible rechazo de la Santa Sede a la gestión del santuario, el prelado lo ha negado. “No se trata de un rechazo, sino de intentar buscar cómo el santuario puede responder mejor a su vocación”, recalcó.
En una entrevista a Vatican News, Hérouard aclara que no piensa que la vocación de oración y testimonio del santuario se haya debilitado. Sobre su misión, reconoce que “debemos tratar de crear estructuras y modalidades de funcionamiento que permita al santuario mirar hacia el futuro. Luego, la tarea será de los líderes locales, el rector, los capellanes, el obispo… de llevar a cabo lo que se iniciará”.