El cacereño Ignacio Barrera Rodríguez ha sido nombrado nuevo vicario regional del Opus Dei en España. Una tarea en la que sustituye a Ramón Herrando Prat, que desarrolló esta labor desde 2002. El hasta ahora vicario de la delegación del Opus Dei en Valencia trabajó como periodista en diferentes proyectos editoriales y tras las la ordenación sacerdotal se doctoró en Teología y ha dirigido diferentes colegios mayores de la Obra.
El nuevo vicaria explica a Vida Nueva en qué consiste este nombramiento dentro de la estructura del Opus Dei y cuáles son los retos inmediatos que debe afrontar.
Llevar la luz de la fe
PREGUNTA- ¿Qué implica ser el nuevo vicario regional de España del Opus Dei?
RESPUESTA- Fundamentalmente es una misión de servicio. Implica trabajar muy unido a mi Prelado en la tarea de evangelización que realiza la Prelatura en España, junto con toda la Iglesia. En el Opus Dei procuramos impartir una profunda formación cristiana a muchas personas para que, cada una en su trabajo profesional, en su ambiente, en su familia, a su manera, lleve la luz de Cristo a otros corazones. Me ilusiona colaborar en esa tarea de formación, para que muchos se entusiasmen en llevar la luz de la fe a sus familiares y amigos, y su testimonio cristiano ayude en todas las ciudades, en todas las diócesis donde viva una persona del Opus Dei.
Del mundo de la cultura y las ideas
P.- Ha trabajado en proyectos editoriales y colegios mayores de la Prelatura, así como otros servicios institucionales: ¿cómo afronta esta nueva etapa?
R.- En esos trabajos, anteriores a mi ordenación sacerdotal, he podido combinar dos pasiones: el mundo de la comunicación y de la cultura, y la formación cristiana de estudiantes universitarios. San Josemaría decía que amaba el mundo apasionadamente y quería transformar todos los trabajos humanos para iluminarlos con la luz de Cristo: cuando uno trabaja en el mundo de la cultura y de las ideas, de la comunicación, ese reto es entusiasmante.
También estoy muy agradecido de haber dedicado muchas horas al trabajo con gente joven, a escuchar sus problemas y sus ilusiones, y de poder haber colaborado, de alguna manera, a que tuvieran un encuentro personal con Cristo. Después de mi ordenación sacerdotal he podido continuar, de otro modo, esta labor, así como la tarea pastoral con familias. Y me siento muy enriquecido del trato fraternal con decenas de sacerdotesde las diócesis donde he trabajado, de quienes he aprendido muchas cosas.
Nueva curiosidad por Jesucristo
P.- Tras hacerse público su nombramiento ha señalado que “vivimos en un mundo apasionante, que vale la pena vivirlo desde el ideal del Evangelio”, ¿cuáles son los retos más urgentes de este momento?
R.- Me llama la atención que el papa Francisco utilice una palabra clave en el título de varios de los textos más importantes de su pontificado: la alegría. Efectivamente, llevar la alegría del evangelio a un mundo cansado, y suscitar una nueva curiosidad por Jesucristo, es un reto magnífico al que estamos llamados todos los cristianos. Me gustaría que en la Prelatura sepamos colaborar desde nuestro carisma propio: a través del trabajo profesional santificado, cada uno en el ambiente donde se mueve en la sociedad civil, a través de la amistad, abiertos a todas las personas con las que nos encontramos.