“En el ADN de la comunidad cristiana hay unidad y libertad de sí mismo, que nos permite no temer la diversidad, no apegarnos a las cosas y a los dones y ser mártires, es decir, testigos luminosos del Dios vivo y operante en la historia”. En la audiencia general que presidió este miércoles en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el papa Francisco continuó con su ciclo de catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles hablando en esta ocasión sobre la unión dentro de la comunidad cristiana pese a las diferencias de sus miembros.
“La comunión supera las divisiones, el aislamiento, la mentalidad que absolutiza el espacio privado”, dijo Jorge Mario Bergoglio en otro momento de su alocución ante los fieles y peregrinos congregados en una calurosa mañana. En la audiencia recordó que después de los “acontecimientos dolorosos” de la Pasión de Cristo, los doce apóstoles quedaron reducidos a once por la traición de Judas, que “perdió de vista el horizonte de la gratuidad del don recibido y dejó entrar en su corazón el virus del orgullo; y de amigo se volvió enemigo de Jesús, traicionándolo”.
Discernimiento comunitario
La “herida al cuerpo comunitario” que provocó esta situación impulsó a Pedro a buscar un sustituto entre los discípulos de Jesús “desde el principio hasta el fin, desde el bautismo en el Jordán hasta la Ascensión”. La elección se hizo por medio del “discernimiento comunitario, que consiste en ver la realidad con los ojos de Dios, en la óptica de la unidad y de la comunión”, explicó el Papa.
De los dos candidatos propuestos, José Barsabás y Matías, el elegido fue éste último, que resultó así “asociado a los once, reconstituyendo el colegio apostólico, signo de que la comunión es el primer testimonio de una comunidad viva y que sigue el estilo del Señor”.