“Con fecha de hoy comunicamos que el Santo Padre ha aceptado la renuncia del presbítero Carlos Eugenio Irarrázaval Errázuriz como obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago, oficio eclesiástico para el que había sido electo”, dice lacónicamente comunicado del arzobispado de la capital chilena.
Con esta decisión, dice el texto oficial, se materializa una decisión que ha sido “fruto de un diálogo y de un discernimiento conjunto, en el cual el papa Francisco ha valorado el espíritu de fe y humildad del presbítero, en favor de la unidad y bien de la Iglesia que peregrina en Chile”. Además, se añade, que el obispo electo será siendo el párroco en la iglesia del “Sagrado Corazón de Jesús de Providencia, Santiago”, que era su oficio hasta el pasado 22 de mayo cuando recibió el nombramiento junto al salesiano Alberto Lorenzelli. Ambos iban a recibir la ordenación este mes en la catedral de Santiago de Chile.
Críticas del movimiento feminista
La unidad y el bien al que hace referencia el comunicado hace referencia implícita a la polémica que ha rodeado a Irarrázaval en las últimas semanas por unas palabras sobre el rol de la mujer en la iglesia, como ya señaló en detalle Vida Nueva. Los medios se hicieron eco de una entrevista en la que “en la última cena no había ninguna mujer en la mesa y eso tenemos que respetarlo”, el presbítero comentaba que “otra cosa es que queramos hacer luchar al hombre, hacer un gallito, quién es más. Somos iguales y a la vez distintos, y cada uno, desde nuestra humanidad, tenemos que poner lo que conocemos y lo que queremos al servicio del otro, porque solos no podemos”.
Aunque en un primer momento su nombramiento se vio como un reconocimiento a la labor pacificadora y de atención a las víctimas que desarrolló desde 2011 en la parroquia de El Bosque, sustituyendo a a Juan Esteban Morales, sucesor del ahora exsacerdote Fernando Karadima.
