“La crisis ecológica actual, especialmente el cambio climático, amenaza el futuro de la familia humana”, porque “durante demasiado tiempo hemos ignorado colectivamente los frutos del análisis científico”. Palabra de Papa. Jorge Mario Bergoglio ha recibido hoy en audiencia a los participantes de la reunión promovida por el Departamento para el Servicio de Desarrollo Humano Integral con los líderes de las compañías petroleras mundiales sobre ‘La transición energética y la protección del casa común’.
Francisco ha echado mano del reciente informe sobre el impacto del calentamiento global elaborado el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. “Ese informe advierte claramente que los efectos sobre el clima serán catastróficos si superamos el umbral de 1,5ºC descrito en la meta del Acuerdo de París”, ha reconocido. Y ha continuado: “El informe también advierte que solo resta poco más de una década para alcanzar esta barrera. Ante una emergencia climática, debemos tomar las medidas adecuadas, para evitar cometer una grave injusticia hacia los pobres y las generaciones futuras. Debemos actuar con responsabilidad y considerar el impacto de nuestras acciones a corto y largo plazo”.
Una vez más, Francisco ha recordado que son los pobres quienes sufren el peor impacto de la crisis climática. “Como muestra, la situación actual: los pobres son los más vulnerables a los huracanes, la sequía, las inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos”, ha explicado. Al mismo tiempo, ha advertido que “las generaciones futuras están a punto de heredar un mundo en ruinas” y “nuestros hijos y nietos no deberían tener que pagar el costo de la irresponsabilidad de nuestra generación”.
El Papa ha hecho una defensa del Acuerdo de París para incidir en que la transición energética implica “gestionar el impacto social y laboral de mudarse a una sociedad baja en carbono”. Y es que “si se gestiona bien, esta transición puede generar nuevas oportunidades de empleo, reducir la desigualdad y aumentar la calidad de vida de las personas afectadas por el cambio climático”, ha recordado.
Asimismo, ha hecho hincapié en una necesaria “política de precios del carbón si la humanidad quiere usar los recursos de la creación de manera inteligente”. “El hecho de no gestionar las emisiones de carbono ha generado una enorme deuda que ahora tendrá que pagarse con el interés de quienes nos persiguen”, ha añadido en una certera crítica con implicaciones, puesto que el mercado del carbono, que Francisco ha sido el único jefe de Estado que lo ha denunciado, mueve mucho millones de euros en el mundo.
Por último, al igual que hizo con su encíclica ‘Laudato sí”, ha pedido “transparencia en la notificación de riesgos climáticos”. “Esto es esencial, porque los recursos económicos deben ser explotados donde puedan hacer el mayor bien. Queridos amigos, ¡el tiempo se acaba! Las reflexiones deben ir más allá de la mera exploración de lo que se puede hacer y enfocarse en lo que se necesita hacer. No podemos permitirnos el lujo de esperar a que otros se presenten, o dar prioridad a los beneficios económicos a corto plazo”, ha recalcado para concluir recordando el compromiso de la Iglesia para lograr “una transición energética radical para salvar nuestra casa común”.