“No hay lugar en el sacerdocio para quienes abusan de menores y no hay pretexto alguno que pueda justificar este delito”. Con esta contundencia, la Conferencia Episcopal se expresa en el borrador del decreto general que han elaborado para hacer frente a los abusos sexuales en el seno de la Iglesia. Vida Nueva ha tenido acceso a algunas de las líneas generales de un documento elaborado por la Comisión de Abusos y que confía obtener en breve el mandato especial de la Santa Sede para que se puedan adoptar medidas vinculantes tanto para las diócesis como para las demás instituciones religiosas de nuestro país. ¿El objetivo? Lograr un proceder unitario en el campo del procedimiento canónico y en el principio de colaboración con la justicia civil en aras de la búsqueda de la verdad, la justicia y el perdón.
Entre las medidas que los obispos esperan implementar se encontraría la posibilidad de que las diócesis abran procedimientos extrajudiciales en casos en los que se haya desestimado el delito civil –por prescripción, falta de pruebas…–. Se trataría de un proceso administrativo que habilite a la Iglesia para tomar medidas desde una justicia reparadora y evitar la impunidad del agresor y la indefensión de la víctima.
Verdad y justicia
El texto subraya cómo “sin perjuicio de la responsabilidad civil y penal personal de cada sacerdote, la Iglesia debe asumir el compromiso de hacer cuanto sea menester desde criterios de justicia y caridad para paliar y, en la medida de los posible, evitar el mal terrible que se deriva de las pautas que en el seno de la Iglesia algunos ministros hayan cometido o puedan cometer contra los más pequeños, daño que afecta directamente al entero pueblo de Dios”.
El decreto deberá ser aprobado por la Asamblea plenaria para su posterior reconocimiento por Roma. Desde la calle Añastro se confía en que Roma no demore su decisión afirmativa más allá del verano para poder sacar adelante el decreto en la Plenaria de noviembre y, de esta manera, cumplir con el año de plazo que el papa Francisco ha dado a las Iglesias locales para aplicar el motu proprio ‘Vosotros sois la luz del mundo’ que entró en vigor el 1 de junio. Más cerca parece estar la publicación del directorio que incluirá orientaciones precisas para la prevención de los abusos y el acompañamiento pastoral de las víctimas.